Zelenski ante el Congreso chileno

Editorial
El Mercurio, 06.03.2023

Finalmente, el Senado de Chile aprobó recibir entre la última semana de marzo y la primera de abril —de manera telemática— una intervención del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski. Así, pese al rechazo del Partido Comunista y de Revolución Democrática, el mandatario ucraniano podrá emitir un discurso ante el Congreso chileno, tal como lo ha hecho en otros países, dando cuenta de la realidad de la nación de Europa oriental a poco más de un año de la invasión rusa.

La decisión se adoptó por mayoría en reunión de comités, con el voto en contra del Partido Comunista y Revolución Democrática, lo cual es sin duda llamativo e incomprensible. Lamentablemente, ello está en cierta concordancia con lo que ha sido la actitud de gran parte de la izquierda de América Latina, donde ha existido evidente renuencia a escucharlo, en medio de tibias condenas a la actitud de Rusia.

No hay que olvidar que la invasión rusa a Ucrania fue condenada por 141 países de Naciones Unidas, con la oposición de solo cinco de ellos y la abstención de 35 naciones. Chile, y en especial el presidente Boric, ha mantenido una posición clara de repudio a la invasión y de apoyo a la causa ucraniana, por lo que es evidentemente sorprendente que dos de los partidos principales de gobierno hayan tomado una decisión que va en contra de la política llevada a cabo por el país.

Los argumentos esgrimidos para justificar la negativa no parecen ser más que excusas. Afirmar que es el Ejecutivo el encargado de conducir las relaciones internacionales es evidentemente cierto, pero ello no impide que se pueda escuchar la versión del principal representante ante el mundo del pueblo ucraniano y, al mismo tiempo, dar una señal de apoyo a ese país. Sin duda, la comparecencia de Zelenski será una gran oportunidad de demostrar además su compromiso con la buena información, de primera fuente, de la tragedia que significa la guerra, en un escenario en el que ha abundado la falsa información por parte del país invasor.

Al mismo tiempo, hay que recordar que la exposición telemática que realizó el propio Presidente ucraniano en la Universidad Católica, en agosto del año pasado, fue una ocasión privilegiada para conocer la trágica situación ucraniana, donde prevalecen continuas muertes, violaciones sistemáticas de los derechos humanos, migraciones masivas y destrucción de infraestructura, provocadas por una ilegítima agresión que desencadenó una guerra, pero que había sido iniciada en 2014 con la forzada anexión de Crimea. En ese sentido, escuchar, pero al mismo tiempo solidarizar con la causa ucraniana, parece ser un imperativo moral en el que no debieran existir ambages de ningún tipo.

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