Columna Diario Constitucional, 02.09.2025 Samuel Fernández Illanes, abogado (PUC), embajador ® y académico (U. Central)
Se ha materializado por el despliegue de una flotilla bélica sofisticada en el mar cercano a Venezuela, la que aumenta, sin sobrepasar sus aguas jurisdiccionales todavía. Una decisión destinada a producir varias reacciones. Así ha ocurrido.
Se busca controlar definitivamente el tráfico de drogas de Colombia a Estados Unidos, vía Venezuela, como terrorismo. Trump declaró que afecta su seguridad y actúa en consecuencia. Controlan los ilegales, aumentan las deportaciones, moviliza la guardia nacional, y refuerza las fronteras. Combate los efectos irreversibles del fentanilo y las drogas de alto impacto sanitario.
Existen varios instrumentos internacionales como: la CoOMS, medidas sobre estupefacientes (1961); sobre Sustancias Sicotrópicas (1971); contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas (1988), las definiciones de la OMS, medidas especiales de fiscalización, control, coordinación interestatal, acción judicial contra un crimen internacional, blanqueo de precursores químicos y uso de drogas; la de Palermo contra la Delincuencia Transnacional y Crimen Organizado (2000) y sus tres protocolos; y la de Mérida (2003) contra la corrupción (UNCAC). Delitos transnacionales que buscan ser sancionados y perseguidos mediante la cooperación entre los países.
Se acusa a Maduro, Cabello y Padrino López de ser los líderes del “Cártel de los soles” (las insignias de los generales). Estados Unidos ofrece recompensas de millones de dólares como delincuentes. Define al país como un “narcoestado” terrorista, susceptible de ser intervenido militarmente. Hace un par de años su ingreso a los BRICS fue retrasado precisamente por estas imputaciones. Hay un gran repudio político de numerosos países y de la Unión Europea a una dictadura que viola los derechos humanos. Tampoco se acepta a Maduro, por su reelección ilegítima y se reconoce a Edmundo González Urrutia como el verdadero presidente.
Se procura incentivar alguna reacción, dentro del ejército como de la ciudadanía. No es posible anticiparlo pues, el régimen mantiene los casi dos mil generales y sus prebendas que los sustentan. La población sobrevive con sueldos miserables y ni siquiera se manifiesta ante la represión omnipresente. Los buques norteamericanos difícilmente los movilizará. Sólo podría haber algún efecto en las cúpulas, infundir temor, o eventuales divisiones. La flota todavía está lejos y es sólo una hipótesis. Los discursos contra la “amenaza imperialista” siempre utilizada, “el proceso interno de desplazamiento y aceleración dinámica” muy confuso, los desplantes retóricos, o convocatoria de milicianos desordenados sin armamento y las tropas en la frontera con Colombia, se muestran como inconducentes y sin mayores efectos.
Lo único comprobable es la nueva atención mundial sobre Venezuela. Buscó los apoyos predecibles de los países del ALBA y otros afines, como el Grupo de Puebla o Cuba. Rusia y China, no han expresado su apoyo explícito a Venezuela. El resto latinoamericano se muestra dividido entre indecisos, con declaraciones contrarias a una invasión, lamentando lo sucedido y esperando si hay algún tipo de operación precisa. Para muchos, Venezuela tiene un régimen indeseable, fracasado, corrupto, con millones de migrantes indocumentados, que no lamentarán si termina.No se conocen nuevas acciones ni se divulgarán. En todo caso, Venezuela confronta una situación impredecible, por ahora.