Carta El Mercurio, 19.09.2015 Miguel Schweitzer, abogado penalista y ex ministro de RREE de Chile
El próximo Miércoles 24 se conocerá la resolución de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, acerca de la cuestión preliminar planteada por nuestro país, en relación con la competencia del tribunal, para conocer la demanda entablada por Bolivia, reclamando un supuesto derecho a una salida soberana al Océano Pacífico.
Hay que recordar las razones por las que nuestro país ejerció el derecho a presentar la incompetencia del tribunal como cuestión preliminar. La primera y más importante, estaba en que las instancias procesales son precisamente para ejercerlas, no hacerlo puede ser motivo de reproche, e incluso en ciertos casos, de efectos procesales negativos. El segundo motivo era que al hacerlo Chile sólo podía ganar, por cuanto de aceptarse la incompetencia, se ponía término anticipado al juicio, y de rechazarse derechamente o dejar su resolución para resolverla junto al fondo, sólo continuaba el proceso y Chile debería presentar su defensa contestando la demanda boliviana. Y había una tercera ventaja, que consistía en que la forma en que la Corte fallara la cuestión preliminar en caso de no acoger la incompetencia, le permitiría a Chile analizar jurídica y políticamente como enfrentar el caso.
Lo que resolverá ahora la Corte de La Haya, es sólo un incidente procesal, que no incide para nada en lo demandado por Bolivia. Y la Corte puede acoger la excepción de incompetencia planteada, pero también puede rechazarla o no pronunciarse sobre ella y dejar su resolución para cuando resuelva lo demandado por Bolivia.
El adelanto en la fecha que originalmente se había pensado que la Corte resolvería, que se asumía sería en Noviembre, nada debería tener que ver ni con las expresiones de júbilo anticipado del Presidente Morales, que por lo demás ya nos tiene acostumbrados a exabruptos y payasadas. Podría deberse a varias causales, desde que la Corte estimó que su incompetencia era clara, por lo que no necesitaba gran fundamentación ni tiempo para declararla, como también, que quisiese conocer las razones de fondo de Chile para oponerse a la pretensión boliviana, o también que, dado que el Tribunal se reuniría en esa fecha para dictar otro fallo, aprovecharan la oportunidad para resolver la cuestión preliminar planteada, o al conjunto de todas las señaladas, por lo que las conjeturas anticipadas son todas sin fundamento.
Lo que Chile sí debe tener presente y estar preparado, es que, aun cuando la Corte declare que es incompetente, el Presidente Morales ya anunció que seguirá reclamando una salida soberana al mar. Además, cualquiera de las alternativas que adopte la Corte, distintas a la de aceptar su incompetencia, no es una derrota como ciertamente lo proclamarán las autoridades bolivianas. Sólo implica seguir adelante con el proceso. Pero con una ventaja adicional para Chile –que de no haber planteado el incidente no la habríamos tenido- consistente en conocer el criterio y los fundamentos que empleará el Tribunal para fallar la controversia, lo que como se dijo, le permitirá a nuestro país considerar jurídica y políticamente como continúa su defensa.