Columna Brújula Digital, 24.08.23 Javier Viscarra, abogado, periodista y diplomático boliviano
Las reuniones internacionales casi siempre tienen una agenda definida y, por lo general, resultados y conclusiones también previamente acordados. Por ello, el haber permitido el viaje del presidente Luis Arce Catacora a Johannesburgo, donde estos días se realizó la cumbre de los BRICS, fue innecesario e imprudente.
Un manejo diplomático serio habría evitado el portazo que nuestro Jefe de Estado recibió en la Cumbre de los BRICS realizada en la más poblada ciudad sudafricana, cuando se anunció la admisión de varios nuevos países a ese grupo, pero no la de Bolivia, que también había pedido ingresar.
Pretender decir ahora que el país fue rechazado, que Bolivia viajó para hacer un lobby con vistas a un futuro tratamiento de admisión o para dejar sentada la presencia del país, es vergonzoso, pero el jefe de la diplomacia boliviana, Rogelio Mayta, hace rato que ha perdido el rubor en la cara, si es que alguna vez lo tuvo.
El “sepulturero” de la diplomacia boliviana, como se conoce a Mayta entre los profesionales del ramo, bien pudo evitar exponer al presidente a ese resultado. Debió viajar él en representación de Bolivia, como muchos otros países lo hicieron. Salvo, claro, que Arce Catacora haya planificado el viaje para cumplir otras tareas allende los mares. Total, nunca lo sabremos por la poca transparencia con la que se manejan los asuntos del Estado.
Es como la Cumbre Amazónica, a la que Arce también acudió y donde planteó temas por demás interesantes, pero que nos han dejado boquiabiertos porque su discurso mostró a Bolivia como un país impulsor del respeto y conservación del medio ambiente, cuando en verdad se están llevando adelante políticas radicalmente opuestas.
Y aunque el discurso de Arce en Brasil fue muy cercano a los actuales postulados conservacionistas, en los pasillos se habrá comentado que Bolivia hace en los hechos todo lo contrario, protegiendo a cooperativas auríferas que se han triplicado en los últimos 15 años, pasando de unas 400 de estas operadoras a unas 1.500 que hoy trabajan en la zona amazónica del Norte de La Paz y Sur del Beni, usando indiscriminadamente mercurio, contaminando los ríos de la región, con el consecuente daño al medio ambiente que, claro, discursivamente fue criticado. Y este ejemplo lo cito para no abundar con la avasalladora ampliación de la frontera agrícola o la intensa deforestación del bosque amazónico que sufrimos cada año.
De todos modos, medios internacionales señalan que fue Arce, pese a su discurso tan bienintencionado, el que impidió que la declaración final tuviera como meta llagar a cero deforestación en 2030.
En otro ámbito internacional reciente, en Cancillería destacaron que algunas de las propuestas del presidente en la Cumbre Celac-UE fueron usadas en el documento final, como si no existiera internet para saber que algunos planteamientos similares fueron lanzados en enero de 2023 por el presidente Lula da Silva y, un par de meses más tarde, reiterados por su canciller.
