Choquehuanca y el ‘quinquenio sabático’

Columna
La Razón, 24.01.2017
Rubén Atahuichi
Morales no es capaz de resignar la continuidad de Choquehuanca así por así

David Choquehuanca acaba de replegarse a las bases una vez sustituido por Fernando Huanacuni, el nuevo canciller. ¿Retorno a las bases? Tengo mis dudas; más parece un retiro honroso para algo más grande.

En medio de dos juicios que Bolivia sostiene con Chile, además de una agenda internacional pendiente, era impensable un ajuste en el Ministerio de Relaciones Exteriores, la cartera más importante en los últimos años del gobierno de Evo Morales.

Quienes hacen elucubraciones sobre las facciones del Movimiento Al Socialismo (MAS) señalan a Choquehuanca como uno de los representantes de las tres corrientes del partido (las otras dos, lógicamente, las lideran Morales y el vicepresidente Álvaro García). En esa condición, es posible pensar que el retiro temporal del ahora excanciller sea estratégico, y el objetivo parece apuntar a las elecciones generales de 2019.

Hombre de bajo perfil, muy reservado, arropado por su incidencia en las demandas judiciales con Chile, sin cuestionamientos políticos salvo por algunos de sus dislates, con alta raigambre en los movimientos sociales, especialmente campesinos e indígenas, y con una cercanía cuasi familiar con Morales, Choquehuanca se muestra potable para una candidatura electoral, siquiera como acompañante de fórmula.

Lleva años en el MAS, desde cuando coincidió con el otrora dirigente cocalero Morales en la construcción del instrumento político. No por nada ayer se decantaba por él el Presidente, quien recordó que en 1998, en una visita a Trípoli (Libia), supuso —al salir al paso de una pregunta— que en caso de llegar a ser “algún día” presidente, su canciller iba a ser el mismísimo Choquehuanca.

Justo y cabal, Choquehuanca acaba de terminar 11 años en el puesto de canciller del Estado Plurinacional. En su lugar fue nombrado Fernando Huanacuni, quien fue director de Ceremonial del Ministerio de Relaciones Exteriores hasta 2014, una función no menos importante.

Morales no es capaz de resignar la continuidad de Choquehuanca en la Cancillería así por así. Es posible que le tenga reservada una misión mayor a las funciones que deja. Las elecciones de 2019 están a la vista, y, a juzgar por la preocupación del MAS, parecen avistarse como las cruciales para el oficialismo.

El Presidente fue casi directo ayer en su discurso de reestructuración de su gabinete, en el Palacio de Gobierno. Afirmó que no le preocupa la performance del MAS en 2019, de la que dijo está para la victoria, sino la forma cómo podrá habilitarse para esos comicios al verse impedido constitucionalmente de una segunda postulación continua.

Ahí encaja Choquehuanca, como una figura alterna al líder del MAS (salvo que emerja uno nuevo y con fuerza en los próximos tres años). Si el MAS tiene todas las opciones de ganar en 2019, podría probar con Choquehuanca, así enmendaría su error político de no construir cuadros paralelos al de Morales.

El MAS tiene potencial electoral y, pese a los casos de corrupción que ensombrecen su gestión, sus credenciales son las obras, la estabilidad política y el crecimiento económico de los últimos años. Choquehuanca es una opción al “quinquenio sabático” que permitiría a Morales una pausa para una vuelta como candidato en las elecciones de 2024.

Por el momento son suposiciones, el tiempo dirá si Choquehuanca es candidato o, finalmente, Morales logra encontrar la vía para habilitarse.

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