Cincuentenario de un mito

Opinión
El Mercurio, 19.10.2017
Óscar Fuentes Lazo, embajador (r) y ex Cónsul Genral de Chile en La Paz

En el 50º aniversario de la muerte de Ernesto "Che" Guevara, en Bolivia, sigue la controversia por su vida. El gobierno boliviano hace homenajes, mientras los soldados que lucharon contra la guerrilla extranjera recuerdan a sus caídos.

Aún se mantiene la curiosidad por el mito del rebelde romántico, un duro y férreo guerrillero, quien tras la revolución cubana y su aventura en África, llegó a Bolivia para levantar sin éxito una rebelión campesina. Fue ejecutado por un militar boliviano el 9 de octubre de 1967.

La guerrilla extranjera fue casi exterminada y los remanentes, abatidos por las unidades de Rangers, del ejército boliviano. Sobrevivieron unos pocos, que pasaron a Chile por los Andes frente a Oruro, para luego viajar a la Polinesia Francesa, y más tarde, a Moscú, con el apoyo del Partido Socialista chileno y de Salvador Allende.

Más de cien libros relatan su vida; en base a algunos de ellos se hace este relato de la vida del guerrillero argentino, nacido el 14 de junio de 1928, en Rosario de Santa Fe.

En 1952, cuando estudiaba Medicina, el Che emprende un viaje por América Latina. Recorre la Patagonia argentina y chilena, los centros mineros del norte, México y llega hasta EE.UU., desde donde volverá enfermo y cansado. En 1953 volverá a partir en una gira que lo llevará de nuevo a México, donde se conecta con intelectuales que juegan las cartas militares y reivindicacionistas. Trabaja como fotógrafo, y practica la medicina. Se conecta con exiliados cubanos y conocerá primero a Raúl y luego a Fidel Castro, el 8 de julio de 1955.

Fidel le confidencia que formará un ejército para su Movimiento 26 de Julio, y sus planes de invasión a Cuba para derrocar a Batista. Ernesto siente la fuerza de Fidel y este siente el compromiso del rosarino. Ahí, el Che ha sacado pasaje en el Granma. Después de la victoria de la revolución, el desempeño del Che, tanto en el frente interno como en el internacional, es bien valorado por el régimen. En 1959 parte a Madrid en gira con Fidel. Tres meses viaja por Egipto, Japón, Indonesia, Ceylán y Pakistán. Se reúne con Tito, en Yugoslavia, en su refugio de la isla de Brioni, y es bienvenido al "club de los No Alineados".

En 1960, Cuba se aleja de EE.UU., y el Che con Fidel organizan la economía. Reciben apoyo soviético. Según Guevara, los norteamericanos muestran su verdadera cara, la de una potencia colonial que no acepta el desplante y la rebelión del pequeño.

La vida cotidiana impacienta al Che, y mira el horizonte en busca de algo nuevo. En su mente, está el escenario de África, un continente en plena descolonización y guerras de "liberación". Fidel espera que en los años venideros aparezca el estadista, y su eventual sucesor. Pero el Che no es hombre político, es un combatiente.

Guevara está a la espera de que Fidel le dé luz verde para esta nueva aventura. África está en ebullición, y Cuba puede ayudar a desencadenar la revolución. Recorre las principales capitales, se reúne con los líderes africanos. El Presidente egipcio Gamal Abdel Nasser le da consejos francos: "Usted me sorprende, quiere un nuevo rol de Tarzán. Quiere juntarse con los negros, guiarlos y protegerlos. Eso es imposible y no tendrá éxito. Van a descubrir que usted es blanco, y lo acompañan otros blancos, o sea iguales a los mercenarios. Si entran al Congo dos batallones cubanos, más un batallón egipcio, será una injerencia, y hará más daño que bien".

La gran aventura africana fue un fracaso, y el Che retorna desmoralizado a Cuba. Larga conversación con Fidel, de la que no hacen comentarios. Surgen el silencio y las especulaciones. Se va a trabajar en inteligencia con Manuel Piñeiro, con quien se entiende, y es amigo. Ernesto siente que lo vigilan, a pesar del trato amable, porque saben que salió de África pero que su mente ahora está en Latinoamérica, en Bolivia, como antesala de Argentina, para la expansión de la guerrilla por el continente.

El pase de Fidel demorará. El Che ha roto públicamente con la URSS, en 1965, mientras Cuba se alineó con esta. Moscú respalda al comunismo boliviano que teme la audacia del Che. Los comunistas bolivianos desconfían de él, y, ante estas advertencias, Fidel busca un control. Será Regis Debray quien revisa, e incluso objeta, las instrucciones del Che. Debray observa que los guerrilleros cometen imprudencias; que hay informes de gente armada en los cerros, que ya las autoridades deben estar alertas. El ejército y sus asesores norteamericanos de inteligencia saben leer señales. Incluso se piensa que gente del PC filtró información.

El Che demoró su salida de La Habana, en 1966, y en Bolivia el mando estuvo dividido entre varios guerrilleros, con sus rivalidades. Todo esto explicaría el combate donde es capturado el Che, en la Quebrada de Yuro. No fue el primer enfrentamiento con bajas importantes de ambos lados, pero fue la señal que el factor sorpresa de la guerrilla se había perdido

Si el Che no entendió lo que ocurría en África, es comprensible por la complejidad de ese continente, pero la aventura en Bolivia demostró que era un líder temerario, incapaz de una planificación, y motivado, quizás, solo por su ímpetu personal.

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