Del Mercosur económico al humano

Columna
Infobae, 06.10.2022
Felipe Frydman, economista argentino, exembajador y consultor del CARI
Informes del BID-INTAL confirman la necesidad de una revisión para transparentar las razones que después de 30 años siguen impidiendo cumplir con los objetivos ratificados por los países miembros del bloque

Las últimas decisiones tomadas por los Estados que integran el Mercosur simbolizan el escabroso momento para concretar políticas comunes.

El BID-INTAL organizó un seminario para presentar los informes Mercosur y Comunidad Andina correspondientes al segundo semestre de 2021, con la presencia de los secretarios generales de ALADI, Sergio Abreu Bonilla, y de la CAN, Jorge Hernando Pedraza. El evento generó expectativas para conocer la opinión de los organismos regionales en momentos en los que se aprecia una parálisis de ambos procesos de integración, a pesar de las declamaciones sobre la necesidad de profundizar las vinculaciones entre los países latinoamericanos.

El secretario Pedraza efectuó un esfuerzo para resaltar los avances en la CAN, señalando la libre circulación de las personas y la decisión de permitir el roaming entre los países miembros para facilitar las comunicaciones. Hizo referencia al compromiso asumido por los mandatarios de los países miembros en la reunión del Consejo Presidencial Andino celebrada el 29 de agosto en Lima. Sin embargo, las principales novedades surgieron con posterioridad a esta reunión, fueron los ministros de Relaciones Exteriores, en ocasión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, quienes acordaron iniciar un proceso de modernización de la Secretaría General y establecer un mecanismo de concertación y coordinación política en los organismos internacionales, subregionales, regionales y mundiales.

El informe sobre Mercosur concitó la mayor atención por la constitución de la audiencia. El secretario Abreu fue el encargado de expresar la visión crítica de la integración en el continente, en contraposición a las opiniones de los funcionarios del organismo organizador. Sin retacear palabras, dijo que la falta de voluntad política para crear un mercado común se refleja en los montos exiguos del comercio intrazonal. Las expresiones de Abreu no fueron recogidas por el resto de los integrantes de los paneles, que prefirieron mantenerse dentro de un guion predeterminado sin entrar en los temas centrales. Esto se vio también reflejado en la decisión de los organizadores de no dar lugar a preguntas por “razones de tiempo”.

El informe Mercosur fue elaborado en un escenario donde predominan las discrepancias más que los consensos sobre el futuro del proyecto iniciado en 1991. La decisión unilateral de Brasil de disminuir los aranceles con la excusa de contener la inflación y mejorar la competitividad; de Uruguay, de iniciar negociaciones con China para la firma de un Acuerdo de Libre Comercio para promover sus exportaciones, y el retiro de la Argentina de las negociaciones de acceso al mercado con Corea, sumado a las restricciones a las importaciones, simbolizan el escabroso momento para concretar políticas comunes. El informe señala que “la intención de aprobar una norma Mercosur que habilitara las reducciones de los aranceles no se materializó por la condicionalidad manifestada por Uruguay de que cualquier avance estuviera ligado a la flexibilización del formato negociador con terceros países”.

La directora del INTAL, Ana Basco, utilizó su displicencia para remarcar la importancia del diálogo entre los miembros y los trabajos sobre medio ambiente y políticas de género. Las menciones al apoyo ciudadano a la integración reflejado en encuestas o acuerdos sobre el reconocimiento de nuevos derechos sirvieron de excusa para evitar las referencias a los objetivos contenidos en el artículo 1 del Tratado de Asunción, y que hoy parecieran constituir más una fantasía que un programa real confirmando las apreciaciones de Sergio Abreu sobre la volubilidad para concretar el Mercado Común.

Los informes del BID-INTAL confirman la necesidad de una revisión para transparentar las razones que después de 30 años siguen impidiendo cumplir con los objetivos ratificados por los Congresos de cada país. El economista Alfonso Celso Pastore afirmó en un reciente reportaje que “ni los argentinos ni las industrias brasileñas quieren esta unión aduanera”, reflejando una realidad que no podrá modificarse porque tampoco la política está convencida de asumir los riesgos de esa transformación, prefiriendo navegar en la nebulosa reafirmando sus intereses nacionales y utilizando la integración como un devaneo de su imaginación.

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