El Canciller y la invasión a Ucrania

Columna
Página Siete [Bolivia], 14.06.2023
Albaro González Quint, abogado y diplomático boliviano

Gracias al Facebook pudimos seguir un acto interpelatorio al canciller Rogelio Mayta en la Asamblea Legislativa, relativo a las razones por las cuales Bolivia apoya a Rusia en su incursión armada en Ucrania. Tan solo cinco preguntas, bien concebidas, por cierto, fueron abordadas entre las respuestas del ministro y una suerte de réplica de los interpelantes.

A propósito de las interpelaciones, se trata de actos razonados y dialécticos muy importantes, donde la censura o aprobación de la gestión de un ministro no depende exclusivamente de consignas partidarias, ejercicios de levantar la mano o contar los votos. Por el contrario, es fundamental el nivel o pertinencia de las preguntas y la solidez y fundamento de las respuestas. En todo caso jamás deberían terminar en insultos y grescas.

Lo curioso es cómo el Canciller abordó tan sensible tema. Llevó a los asambleístas a repasar la historia, a recordar a Tucidides y las Guerras del Peloponeso, a cómo el gobierno norteamericano de Nixon buscó romper el supuesto idilio entre la ex URSS y la China de Mao.

En la Teoría de las Relaciones Internacionales, Tucidides es considerado un precursor del Realismo. Honestamente pensé que el ministro lo utilizaría para justificar la decisión de Bolivia de ponerse del lado del más fuerte. Sobre China, el Canciller olvidó que, desde fines del siglo pasado, y principalmente con Deng Xiaoping, pretendió convertirse en un Estado con dos sistemas, uno bien capitalista por cierto. A los chinos les gusta hacer “business” con países de Occidente. Para el Canciller, el mundo se rige por un sistema unipolar regido por Estados Unidos y la OTAN, con China como potencia en ascenso, pero ¿dónde queda la Federación Rusa y Ucrania?

Lo incoherente de las respuestas no fue puesto de manifiesto. Me preocupa cómo el ministro cambió unilateralmente algunos principios de nuestra Constitución Política del Estado y de nuestra tradición en materia de política exterior. Declaró la neutralidad de Bolivia y en lugar de defender la igualdad jurídica entre los Estados y el respeto a su integridad territorial, sin importar su tamaño, el ministro abogó por una suerte de hegemonía poblacional donde China e India son preeminentes por la cantidad de sus habitantes.

También llama la atención cómo el Canciller descubrió que la comunidad internacional se equivocó durante décadas al votar en contra de guerras, invasiones o anexiones. Según el ministro, el voto en contra no contribuye a la solución del conflicto, y el nuevo paradigma debe ser la “abstención”. Con ello, Bolivia, al abstenerse en votaciones de las Naciones Unidas y otros organismos internacionales, estaría haciendo grandes contribuciones a la paz en el mundo, y entonces el resto de naciones que luchan por la paz y seguridad deberían seguir su ejemplo, pero el Canciller dijo textualmente que Bolivia rechaza toda amenaza o acto de agresión y toda invasión que vulnere la Carta de Naciones Unidas y la seguridad colectiva. No entendí y creo que me encuentro ante un caso de disonancia cognoscitiva.

Sobre el uso de la fuerza que lesiona gravemente al Derecho Internacional, la Corte Internacional de Justicia, instancia reconocida por Bolivia en sus controversias con Chile, ordenó a Rusia suspender inmediatamente las operaciones militares en Ucrania. Rusia intentó impedir, sin éxito, que la Corte asuma competencia. Habrá que recordar adicionalmente que Vladimir Putin, como cualquier otro jefe de Estado o Gobierno, no tiene impunidad. Los tribunales penales internacionales específicos y la propia Corte Penal Internacional pueden juzgar a gobernantes como sucedió con Milosevic en la ex Yugoslavia o Gadafi en Libia. Como corolario, todo Estado con poderío atómico puede convertirse en una amenaza para la paz y seguridad colectiva. Rusia lo tiene y es el más poderoso.

El sistema multipolar y el Derecho Internacional que consagra la igualdad soberana entre Estados, el respeto a la autodeterminación de los pueblos, más las consideraciones humanas y humanitarias ya no valen. Bolivia debería ser sensible con el drama del pueblo ucraniano, pero no, dejó de ser un país independiente y no alineado para convertirse en satélite de potencias y países de color “vermelho”. Entonces, encontré otra explicación, creo que Bolivia cambió de Leadership, Umalliq, cambió de Imperio.

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