El futuro nacional en juego

Columna
El Montonero, 04.03.2021 
J. Eduardo Ponce Vivanco, embajador (r) y ex viceministro de RREE peruano
Las fuerzas liberales deben sumar esfuerzos

Siempre se dice que las elecciones son cruciales para el futuro del Perú. Pero las que celebraremos el 11 de abril son únicas y vitales para todos.

Llegaremos a rastras a esa fecha, después de un periodo convulso y peligroso en el que nuestra fragilidad institucional y la brutal ineficiencia del Estado están en la raíz de una angustiante inestabilidad: cuatro presidentes en cinco años, cierres del Congreso, varias megacrisis de corrupción, inseguridad, populismo presidencial y parlamentario, pandemia, crisis económica, informalidad y desempleo, infraestructura colapsada, caos urbano y de transporte, conflictividad social, desprestigio total de la política y la clase política, indiferencia ciudadana, y un largo etcétera.

A cinco semanas de los comicios, y entre una multitud de candidaturas insignificantes, podemos distinguir un espacio de izquierdas, un variopinto segmento populista y un grupo de centro derecha liberal. Con más de una coincidencia, este grupo aspira a retomar el crecimiento y el desarrollo socioeconómico del país, respetando el régimen económico de la Constitución de 1993. Gracias a ese régimen económico hemos podido mantener, por lo menos, las bases fundamentales de la solidez macroeconómica que nos sigue permitiendo sobrellevar la epidemia que nos castiga, sin demoler los cimientos que sostienen el inmenso y endeble edificio al que se asemeja nuestro país.

Las fuerzas que se ubican en el grupo de centro derecha no solo congregan a destacados profesionales y especialistas en diferentes campos del quehacer público, sino que cada agrupación partidaria se ha esforzado en elaborar programas de gobierno serios y esperanzadores para el próximo lustro. Con estas armas deben enfrentar las propuestas radicales de las izquierdas y la demagogia populista que amenazan tan gravemente al Perú y que podrían hacerlo retroceder, en una etapa histórica que no permite estancarse en la ineficiencia y menos aún caminar hacia atrás o en sentido inverso a los profundos cambios que la tecnología y la competitividad imponen en el mundo.

Las complementariedades evidentes en la centro derecha y el enorme potencial de sus propuestas –especialmente en beneficio de los estratos E, D y C– sugieren la conveniencia de anunciar un inteligente pacto de apoyo mutuo en favor de la agrupación política que llegue a la segunda vuelta. Y también una concertación inteligente para que la presencia parlamentaria de cada fuerza sume en favor del conjunto, en un parlamento previsiblemente atomizado y probablemente opositor a un presidente liberal.

Es un planteamiento simple y eficaz para desbrozar el arduo camino que debemos recorrer si queremos que el Bicentenario de la República no solo sea un aniversario grandilocuente, sino el punto de partida hacia el futuro promisorio que el Perú merece.

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