El G20 aisló a Rusia

Columna
Infobae, 21.11.2022
Felipe Frydman, economista argentino, exembajador y consultor del CARI
La Declaración final de los Líderes mundiales condenó “el impacto negativo de la guerra en Ucrania” y sostuvo que “el uso o amenaza de usar armas nucleares es inadmisible”

La ausencia de Vladimir Putin, la partida anticipada del ministro Sergey Lavrov, la invitación al presidente Volodimir Zelensky y la Declaración final de los Líderes del G-20, fueron claras definiciones del hartazgo de la comunidad internacional con la invasión rusa a Ucrania. Cuando el mundo se preparaba para la recuperación después de dos años de restricciones provocadas por el COVID-19, el presidente Putin decidió que era el momento de probar la eficiencia de su ejército jugando a la guerra, amenazando a Europa con privarla de energía e interrumpiendo el flujo de alimentos a los países en desarrollo.

El párrafo 3 de la Declaración expresa: “Somos testigos del impacto negativo de la guerra en Ucrania”, y menciona la Resolución de la Asamblea General ES-11/1 del 2 de marzo de este año deplorando en términos firmes la agresión de la Federación Rusa contra Ucrania. El párrafo 4 dice: “Es esencial defender la ley internacional y el sistema multilateral para salvaguardar la paz y la estabilidad”. El apartado termina con la frase “el uso o amenaza de usar armas nucleares es inadmisible”.

Los acápites posteriores hacen referencias a los graves problemas que enfrenta la economía internacional después de la recuperación del 2021, cuando se esperaba para este año un crecimiento sostenido. El número 5 remarca la necesidad de la cooperación macroeconómica para la estabilidad financiera, adoptar medidas para promover la seguridad alimenticia y energética, e impulsar nuevas inversiones en los países de ingresos bajos y medios, y reitera el compromiso para acelerar los objetivos de los DEG para la prosperidad y desarrollo sostenible. El 7 efectúa un llamado a un comercio agrícola abierto, transparente, inclusivo, predecible y basado en las normas de la OMC. La Declaración menciona el Acuerdo de Pesca de la OMC y se compromete a buscar un instrumento legal para combatir la polución de plásticos. Los temas de salud y prevención de futuras pandemias, incluyendo la elaboración y disponibilidad de vacunas, ocupan varios puntos.

A partir del párrafo 29, la Declaración se ocupa de la estabilidad de precios, la implementación de las políticas impositivas, el fortalecimiento de las instituciones financieras multilaterales, el apoyo a los países vulnerables, el sistema multilateral de comercio y la revitalización de inversiones en infraestructura y cambio climático. La Declaración termina con: “Permanecemos comprometidos con una visión centrada en las personas, inclusiva, sostenible y justa”. Los párrafos finales enfatizan la continuidad del combate contra la corrupción, lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo.

La Declaración del G-20 constituye un verdadero programa de cooperación que pone de manifiesto las necesidades para reiniciar un ciclo de desarrollo y enfrentar los nuevos desafíos. La redacción debe haber demandado un gran esfuerzo de paciencia y voluntad, a pesar de las subyacentes discrepancias entre China y Estados Unidos, atenuadas en esta circunstancia por la colosal acción rusa de avasallar la soberanía de Ucrania para sumar territorios y expandir su control sobre fuentes de energía.

La demanda de terminar con la invasión rusa no puede revestirse de un lenguaje diplomático o de displicentes llamados a una negociación de paz para definir los términos de la rendición de Ucrania. Toda actitud intermedia en estas circunstancias implica cobijar el derecho de agresión y repetir la historia con sus graves consecuencias en términos de vidas humanas. En la medida en que muchos sigan dudando en reclamar el cese de fuego y el retiro de las tropas rusas, como una forma velada de apoyo a Vladimir Putin, el mundo seguirá postergando las posibilidades de su recuperación.

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