Israel vs sus enemigos ¿El fin justifica los medios?

Columna
El Líbero, 27.12.2023
Richard Kouyoumdjian, Vicepresidente de AthenaLab y exvicealmirante

Volviendo a los conflictos en los que está involucrado el Estado de Israel, que a la fecha son principalmente con Hamas en Gaza y Cisjordania, por el norte con Hezbollah en el Líbano, y la milicia Shia que opera desde Siria, todos manejados y financiados por la teocracia iraní con el objetivo de eliminar el Estado de Israel y los judíos que lo habitan, surge la pregunta de hasta donde están dispuestos a llegar los israelitas con el fin de asegurar la supervivencia del estado en que habitan, el que fue creado precisamente para albergarlos después del Holocausto de la Segunda Guerra y todas las crueles experiencias previas que sufrieron en Rusia y otros países.

En corto, están dispuestos a todo con el fin de asegurar su supervivencia si el objetivo declarado de sus enemigos sigue siendo eliminar el Estado de Israel y a los judíos que allí viven. Puede que no sea lo que la comunidad internacional y menos el secretario general de la ONU quieren escuchar o lo que es políticamente correcto decir en los tiempos actuales, pero esa es la realidad y lo que quiere el pueblo de Israel, y que su gobierno a través de sus Fuerzas Armadas y todo el poder que ese Estado dispone, se ocuparan en llegar y desarrollar hasta las últimas consecuencias con el fin de cumplir el mandato popular del cual disponen, que repito, es asegurar su supervivencia.

El ataque del 7 de octubre de 2023 se conoce como un “game changer” o un punto de inflexión para Israel. Nada será igual después del barbárico ataque asesino de Hamas. Ese ataque fue un llamado de atención a los israelitas y su liderazgo político. Les recordó que hay quienes los quieren eliminar y hacer desaparecer, en lo que podría ser una situación de ellos o nosotros, en que soluciones de dos Estados en un mismo territorio dejan ser opciones válidas, ya que sus enemigos sólo se quedarán tranquilos el día que no exista Israel o el pueblo judío que lo habita.

Es de tal magnitud lo ocurrido el 7 de octubre, que el pueblo de Israel no sólo le dio un mandato a su gobierno de ir a la guerra, sino que además se movilizó sin que fuera necesario hacer un llamado forzado a sus reservas militares, las que se presentaron en cantidades mucho más grandes a lo que se podría haber esperado, en lo que se podría llamar un pueblo en armas dispuesto a darlo todo por sus creencias más fundamentales y básicas. Llegaron no sólo los que habitaban en Israel, sino de todas partes del orbe, algo que sería difícil observar en otras naciones si tuvieran que pasar por algo similar a lo experimentado por los judíos.

Con esos antecedentes en mano y tal como lo ha indicado claramente su primer ministro, es de esperar que las acciones militares de Israel busquen eliminar toda capacidad militar de sus enemigos de poder afectarlos a ellos. No pretenden eliminar a los palestinos o los iraníes o quienes se declaren sus enemigos, pero tienen claro que no pueden cohabitar con las capacidades que buscan matar a todos los judíos que habitan en Israel y eliminar al Estado que formaron en 1948.

En la práctica, qué significa lo anterior, significa que la prioridad será eliminar las capacidades militares de Hamas, de Hezbollah, de la milicia Shia o de cualquiera que busque o coopere en el esfuerzo de querer destruirlos a ellos. Significa que atacarán blancos militares, aunque se escondan detrás de civiles, lo cual no significa que no respeten el derecho internacional humanitario, pero prefieren estar vivos y no contar con las simpatías del mundo, a muertos y con las simpatías de los países del orbe. Ellos se encuentran en la difícil situación de tener que enfrentarse a un enemigo que opera bajo el principio de que el fin justifica los medios, que sacrifica a los propios, sean mujeres o niños, lo que asegura en una guerra de esta naturaleza, sea esta u otra, habrá bajas civiles conforme ellos sean usados de escudos por las fuerzas militares.

Puede que haya quienes acusen a los israelitas de operar bajo la misma lógica de que el fin justifica los medios, sólo que olvidan el tipo de enemigo que enfrentan los coloca en situaciones que no tienen soluciones fáciles, ya que si las hubiera por seguro buscarían no dañar a los civiles que son usados por Hamas y otros.

El derecho internacional humanitario busca minimizar o eliminar los daños a civiles no combatientes, pero no ofrece soluciones a países como Israel cuando enfrentan enemigos como Hamas. Lo que hoy en día vemos es más bien parecido a los dilemas de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial que enfrentaban a las potencias del Eje que buscaban la hegemonía mundial, y es por ello que recurrieron a acciones militares que hoy en día causarían horror como son los bombardeos ingleses de ciudades alemanas con bombas incendiarias que buscaban eliminar la voluntad de lucha del pueblo alemán, o bien el uso de bombas nucleares por parte de los americanos, que buscaban eliminar la voluntad de los japoneses y evitar bajas militares propias en el caso de que tuvieran que invadir las islas japonesas.

Cuando se está entre la espada y la pared, y no hay otra salida, quizás el fin justifica los medios, algo que el catequismo de la Iglesia Católica nunca va a aceptar, pero que en la práctica guía las acciones humanas cuando se está enfrentado a situaciones límites como es la supervivencia del pueblo de Israel, y los “domos de hierro” dejan de ser suficientes para asegurar su existencia.

Para terminar, la gran pregunta que todo se hacen y nadie se atreve a decir en público, es bajo qué circunstancias Israel podría usar su armamento nuclear, o bien hasta dónde está dispuesto a usarlo para eliminar a la razón de todos sus males, su archi enemigo, la teocracia iraní.

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