‘La Corte no tiene competencia, en este caso, para modificar los límites territoriales’

Entrevista [Roberto Ampuero, Canciller]
El Mercurio, 01.04.2018
Matías Bakit y Gabriel Pardo

Después de haber presenciado los alegatos orales en la Corte Internacional de Justicia, el canciller afirma que "Chile espera que las peticiones bolivianas sean rechazadas".
"Todo esto se vino encima de golpe", reconoce el canciller Roberto Ampuero. Apenas una semana después de asumir en su cargo, tuvo que partir a liderar la delegación de Chile que viajó a los alegatos orales en la Corte Internacional de Justicia.

"Me di cuenta que desde el primer día tenía una tarea gigantesca, una responsabilidad enorme. Pero pronto tuve que poner de lado la reflexión de todo lo que significa y empezar a ocuparme de los temas: leer, conversar con el agente, ponerme en contacto con parlamentarios especializados en relaciones exteriores. Leí libros y documentos relacionados con el caso. En ese sentido, quiero destacar el apoyo del ex canciller Heraldo Muñoz", explica.

Su estudio de escritor en Olmué -dice- se transformó en estudio de canciller, lleno de papeles del caso que enfrenta a Chile y Bolivia. "Ahí nos reunimos varias veces con el agente, bajo el parrón", recuerda.

El proceso ha sido intenso. A su regreso a Chile, el jueves, ni siquiera tuvo tiempo para pasar por su casa. Tanto así, que ese día en la tarde sus maletas seguían en su oficina.

-Una vez designado, ¿cuál fue su preparación antes de asumir su cargo, sobre la base de que casi de inmediato debía liderar el equipo de juristas contratado por Chile?
-Desde la conversación inicial con el Presidente, entonces electo, tuve conciencia de la inmensa responsabilidad, el honor y el privilegio que implicaba el cargo y me propuse interiorizarme en la materia. Me puse en contacto y conté con la información y la experiencia de numerosas personas, entre otras, de nuestro agente y distinguido jurista Claudio Grossman, el actual subsecretario Alfonso Silva, los ex presidentes Frei y Lagos, ex cancilleres, miembros de la agencia, parlamentarios de distintas bancadas y expertos. También fue de gran ayuda haber ido a París, gracias a una invitación del ex canciller Muñoz, a conocer al equipo de abogados nacionales y extranjeros que trabaja en el caso.

-Los alegatos de Chile parecieron exhaustivos en contradecir y fundamentar las reiteradas falsedades de los abogados del gobierno de Evo Morales, de acuerdo a la defensa. Una mirada desde fuera de la lógica impuesta a los abogados de Chile podría decir, sin embargo, que sus alegatos fueron preponderantemente reactivos a los alegatos bolivianos, en perjuicio, tal vez, de la fuerza y fundamentos con que Chile debió plantear su propia argumentación central ante la Corte. ¿Justifica usted esta mirada, o se la explica al menos?
-Primero que todo, hay algo que no podemos ignorar: Chile es el país demandado. Eso implica responder a las acusaciones.No se pueden eludir. Durante las audiencias orales, Chile rebatió con evidencias y apegado a la realidad histórica y jurídica las aseveraciones bolivianas, y expresó su propia argumentación con fuerza y fundamentos. La teoría del caso chileno, planteada por nosotros en la primera intervención ante la Corte es clara: desde el Tratado de 1904 han existido solo conversaciones esporádicas y discontinuas con Bolivia, episodios, cuyo carácter es estrictamente diplomático. Chile estuvo dispuesto a escuchar las aspiraciones marítimas bolivianas, pero jamás contrajo una obligación jurídica de negociar y, menos aún, de ceder territorio soberano chileno. Eso lo plantearon nuestro agente Claudio Grossman y el abogado Sir Daniel Bethlehem en sus presentaciones.

-Pero en un principio, pareció que Chile dedicó mucho tiempo a responder a Bolivia...
-Es importante considerar la naturaleza de un juicio. La posición de Chile es más reactiva, porque Bolivia es la que tiene el peso de probar la existencia de la obligación de negociar. Chile, por su parte, espera que las peticiones bolivianas sean rechazadas, es decir, nosotros nos estamos defendiendo. Chile presentó una combinación de argumentos propositivos y reactivos. Justamente, la conjugación de ambos es parte de nuestra estrategia jurídica.

-¿Cree que la defensa jurídica en La Haya ha logrado superar los inconvenientes ocurridos? Han existido sucesivas renuncias, bien fundamentadas, por cierto, de los agentes Felipe Bulnes y José Miguel Insulza, y también la renuncia y obligado cambio del juez ad hoc de Chile.
-No creo que inconvenientes sea la palabra adecuada. Son imprevistos y, desde luego, ninguno ha significado un perjuicio para la defensa chilena. Es natural que en casos de tan larga duración (2013-2018) se den estas situaciones. Pero el sello de este equipo ha sido la continuidad, la consistencia y la coherencia. Esto surge del hecho de que nuestra política exterior es una política de Estado. Y así lo manifestó con nitidez el Presidente Piñera una vez elegido.

-¿En qué aspectos se nota esa continuidad?
-Es esencial destacar que -en lo sustantivo- la línea de la defensa chilena, desde la objeción preliminar, en la contramemoria, la dúplica y los alegatos orales, ha mostrado total continuidad. Con respecto a los cambios de agente, le recuerdo que Claudio Grossman ha sido parte del equipo chileno desde el comienzo de este caso, en el año 2013. Primero en calidad de coagente y ahora como agente. Claudio es un extraordinario profesional, reconocido internacionalmente, con mucho liderazgo y vasto conocimiento del derecho internacional y de la Corte Internacional de Justicia. Constituye un privilegio tenerlo como agente. Además, el grupo de abogados nacionales e internacionales del equipo, que constituyen la columna vertebral de este caso, ha permanecido desde que Bolivia presentó la demanda el año 2013. Como ve, la continuidad es el alma de nuestra política exterior.

-¿Está firmemente convencido de que no corremos el riesgo de un fallo en que la Corte se extralimite en su competencia? El Presidente Piñera dijo después de los alegatos que no está en juego la soberanía chilena...

-Creo conveniente hacer algunas distinciones para responderle. Primero que todo, la soberanía de Chile no está en juego bajo ningún escenario. La Corte Internacional de Justicia no tiene competencias, en este caso, para modificar los límites territoriales. Esto va más allá del fallo en la objeción preliminar. Las competencias de la Corte solo se extienden a aquello que las partes le solicitan. En este caso, ninguna de las partes ha solicitado una modificación del territorio. Este no es un caso sobre soberanía. No está de más que lo reitere aquí: Chile no está dispuesto ni aceptará ceder un centímetro cuadrado de su territorio.

-Pero, ¿podría ser "obligado a negociar"?
-Otro asunto, completamente diferente, es el contenido que podría tener la obligación de negociar que pudiese establecerse. Aquí comienzan las contradicciones de Bolivia: ¿aspira ella a una negociación abierta o a una que solo se vea satisfecha con la obtención de algún resultado? Sin duda, lo que Bolivia viene a buscar es la segunda opción. Sin embargo, esto ya fue descartado por la Corte en la objeción preliminar. Esto ya lo argumentamos nosotros de manera exhaustiva durante nuestras presentaciones, las que dejaron en evidencia la inconsistencia de la posición boliviana. Por lo tanto, los chilenos deben saberlo, bajo ninguna circunstancia la soberanía de Chile está en juego.

-¿Considera el Gobierno que se ha tenido un clima ejemplar de solidaridad de todos los sectores del país en defensa de nuestros intereses, o lamenta algunas situaciones aisladas? Se lo pregunto por algunos pronunciamientos de parlamentarios del Frente Amplio y por una declaración de siete premios nacionales.
-En Chile, y es algo de lo que nos enorgullecemos, existe libertad de expresión y tolerancia ante la diversidad, rasgos clave de una sociedad libre y democrática como la nuestra. Dicho esto, pregunto: ¿Qué mejor prueba del ejemplar clima de unidad nacional que se ha vivido en Chile en torno a este caso, que las comitivas de parlamentarios pertenecientes a las más diversas sensibilidades políticas, que viajaron a La Haya a respaldar nuestra posición? Previo al viaje, el Presidente de la República se reunió con los ex presidentes, y yo con todos los ex cancilleres, salvo uno que no pudo asistir por serias razones de salud. La unidad nacional quedó plenamente demostrada frente a este tema. Lo que vi es que la posición que planteamos en La Haya tuvo un respaldo transversal y robusto.

-¿Le hizo, a su juicio, un flaco favor a su causa la presencia del Presidente Morales en La Haya?
-Nos benefició. Con la contradictoria actividad del Presidente Morales durante los alegatos orales quedó en evidencia que Bolivia busca obligar a Chile a una negociación con resultados predeterminados. En otras palabras: quiere despojarnos de territorios. Insisto: El Presidente Morales se equivoca, y lo invito una vez más a no intentar desconocer los límites trazados a perpetuidad en el Tratado de 1904. De hecho, pudimos mostrarle a la Corte -a través de uno de los tuiteos del Presidente Morales- que la verdadera pretensión de Bolivia, apoderarse de territorios chilenos, es incompatible con el fallo de la objeción preliminar.

-¿Notó diferencias entre ese discurso y el de los abogados de Bolivia?
-Algunos abogados bolivianos, conscientes de esta incompatibilidad, plantearon a la Corte que Bolivia solo buscaba volver a la mesa de negociación. Obviamente eso es un artilugio, y el Presidente Morales dilucidó esto para nosotros de manera magistral, propinándole un duro golpe a su propia defensa y confesando al mismo tiempo los verdaderos propósitos bolivianos de desconocer la historia, el derecho internacional y el Tratado de 1904.

-El agente boliviano en la Corte siempre diferenció el derecho y la justicia, como dos términos que representaran algo distinto. ¿Qué piensa de ello el gobierno chileno?
-El derecho es el medio a través del cual logramos la justicia. Chile cimentó su caso en el derecho internacional. Precisamente es la sentencia, basada en el derecho, la que permitirá encontrar la justicia entre Chile y Bolivia.

-Usted y el agente Grossman, entre otros, han dicho que Chile espera que la Corte juzgue en derecho internacional. ¿Estaría dispuesto entonces el gobierno, si ello así no ocurre, a tomar la decisión de retirarse del Pacto de Bogotá?
-Ese no es un tema del presente. Chile es y será siempre un país respetuoso del derecho internacional. Respeta los tratados que tiene, y los hace respetar, como subraya el Presidente Piñera. Estamos tranquilos tras haber culminado de excelente forma esta fase del proceso y nos enfocaremos en esperar la sentencia y prepararnos para todos los escenarios posibles. Actuar de forma efectiva sobre la realidad inmediata no significa que Chile no disponga de una mirada de mediano y otra de largo plazo.

-El ex Presidente Frei, en representación de todos los ex mandatarios, afirmó que "nosotros no estamos dispuestos a aceptar, como en otras oportunidades, fallos con mucha creatividad, con mucha imaginación, pero que no respeten lo que son los acuerdos y los tratados". ¿Qué alcance tienen, a su juicio, estas declaraciones?
-Vuelvo a insistir: Chile es un país que es y será siempre respetuoso del derecho internacional.

-¿Podría acatar Chile un fallo simple de la Corte obligándonos solo a negociar, sin resultados predeterminados?
-Prefiero mantenerme en el terreno de los hechos, y no aventurarme con palabras que, como suele hacerlo el Presidente Morales, se nutren de escenarios especulativos.

-Inmediatamente después de que entregue su fallo, ¿termina, a su juicio, la jurisdicción de la Corte?
-Así es. Según el Estatuto de la Corte, los fallos no son apelables. La Corte no ejerce el control sobre el cumplimiento de sus fallos, ya que este corresponde a las partes, que deben actuar de buena fe. Cabe señalar, eso sí, que existe un recurso de interpretación que se puede solicitar cuando existen discrepancias con respecto a los alcances de una sentencia, y un recurso de revisión que puede interponerse cuando se conocen hechos nuevos de tal relevancia que podrían alterar la decisión de la Corte.

-¿Cuáles fueron los sentimientos de mayor sorpresa, satisfacción o perplejidad que experimentó durante los alegatos?
-Ser testigo del tremendo profesionalismo, del compromiso y la dedicación de todos los integrantes del equipo jurídico, me produjo una gran satisfacción, y me tocó la fibra emotiva en varios momentos. Abogados nacionales e internacionales, asesores, todos, trabajando desde temprano y hasta altas horas de la noche con un espíritu imbatible. Allí sentí el valor humano de las personas que integran un Ministerio de Relaciones Exteriores experimentado, profesional y prestigioso.

-¿Debe incrementarse la estrategia comunicacional chilena que, de acuerdo a analistas, se ha vislumbrado poco?
-Ahora esperamos el fallo. Los plazos no los sabemos, ya que es la Corte la que nos informará en el momento oportuno. Dicho esto, agrego que siempre existen posibilidades y ocasiones para diseñar y proyectar una imagen de nuestro país que esté en mejor sintonía con lo que somos, lo que hemos aprendido, logrado y aportado en nuestra rica interacción e integración con el mundo. Chile goza de indiscutible prestigio, y es respetado y considerado por la comunidad internacional. Eso lo hemos construido entre todos a lo largo de generaciones, y debemos saber aprovecharlo y optimizarlo.

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