La izquierda bolivariana conspira para derrocar a Guillermo Lasso

Columna
ABC, 18.07.022
Thalía Flores
Después del triunfo de Petro en Colombia, el presidente ecuatoriano se ha convertido en el único líder centroderechista de la región

En la celebración del V Congreso de PSUV, el 5 de marzo pasado, en Caracas, Nicolás Maduro, dirigiéndose al Foro de Sao Paulo, habló de un plan victorioso que se está cumpliendo y anunció, entusiasmado, su visita a Quito, el 16 de junio, para conmemorar los 200 años del encuentro de Manuela Sáez y Simón Bolívar, sin que existiera ningún acto previsto para esa fecha. Coincidencia o no, el 16 de junio Ecuador era un hervidero en su cuarto día de paro nacional, convocado por las organizaciones indígenas, en contra del Gobierno centroderechista de Guillermo Lasso, en el marco de cual se intentó destituirlo. Desde luego, Maduro nunca llegó.

Después del triunfo de Gustavo Petro en Colombia, la geopolítica regional ha dado un viraje, siendo Ecuador un lunar en el mapa dominado por el socialismo del siglo XXI, lo que parece fastidiar al vecindario, tal como quedó evidenciado durante el paro nacional que duró 18 días.

Dos tuits del expresidente de Bolivia Evo Morales mostraron cómo actúa la grey socialista, unida por una fe ciega en su ideología y por el odio al contradictor. En un trino clamó la mediación de la comunidad internacional para que se dejara de «reprimir y matar con armas de fuego» a los hermanos indígenas de la Conaie de Ecuador, en el levantamiento que calificó de «pacífico» cuando los manifestantes habían incendiado un banco y 18 patrulleros en la Amazonía; cerrado más de 100 pozos petroleros; los floricultores de la sierra denunciaban ataques violentos a sus fincas y el país estaba paralizado por el bloqueo de las vías. El mensaje de Morales tuvo más de seis mil 'likes' y 4.000 réplicas. Horas después, el mismo 26 de junio, en un segundo tuit el exlíder cocalero felicitaba, entusiasmado, a Gustavo Petro y Francia Márquez por el cambio en Colombia, donde, dijo, la revolución avanza, como en Venezuela.

A lo largo del paro, sectores vinculados a la candidatura de Petro promovieron desde Colombia una campaña sostenida en contra del Gobierno de Lasso; hubo debates en los 'space' de Twitter que alentaban la destitución del mandatario ecuatoriano. Desde Chile, Perú, Venezuela y México llovieron los mensajes en ese sentido. Durante varios días, el 'hashtag' #ParenLaMasacre fue tendencia. Los servicios de Inteligencia de Ecuador descubrieron que fue promovido desde el exterior, según reveló a ABC el canciller Juan Carlos Holguín. En medio del paro, una misión de observadores de Derechos Humanos, integrada por cercanos al kirchnerismo, visitó Quito; hablaron de una masacre a los indígenas; su relato tuvo gran eco en los medios y agencias vinculados a la izquierda regional, que pronosticaban la inminente caía de Lasso.

En el V Congreso del PSUV, en Caracas, junto a Maduro estuvo el expresidente de Ecuador, Rafael Correa, quien, ante un auditorio copado por la flor y nata del socialismo del hemisferio, se disculpó por «haber perdido Ecuador, por culpa de la traición». Sin mencionarlo, aludía a su exvicepresidente y sucesor, Lenín Moreno, y también por haber perdido en las urnas ante Guillermo Lasso. Visiblemente conmovido, Correa hizo una promesa: «Recuperaremos Ecuador».

Para el canciller Holguín el intento de golpe contra Lasso y el efecto desestabilizador fue comandado por el expresidente Correa y su grupo político; cree que habrá recibido apoyo de sus aliados en la región, pero dice que no se puede responsabilizar a otros gobiernos o naciones por lo que ocurrió en el país. Al Gobierno ecuatoriano le preocupan las mafias transnacionales que operan aquí, a las que cree se deben combatir también con esfuerzos transnacionales; mientras que el exjefe del Servicio Nacional de Inteligencia, coronel Mario Pazmiño, dice que esas mafias financiaron las movilizaciones, porque Ecuador las está combatiendo a fondo.

Tras vivir aciagos días, del presidente Lasso podría decirse que es un superviviente de las políticas de su país y de las maniobras del socialismo del siglo XXI. Casa adentro, ha vencido tres batallas: el paro nacional indígena; una moción de destitución, planteada por UNES, el movimiento del expresidente Correa, en la Asamblea Nacional (Congreso), y una petición de revocatoria del mandato, que fue inadmitida por el Consejo Nacional Electoral (CNE), que no entregó los formularios para la recolección de las firmas exigidas. Pero hay nuevas amenazas. Se ha descubierto que cinco grupos violentos operan en el país, dos tienen entrenamiento militar y otro está vinculado al ELN de Colombia.

Las necesidades de la gente y la debilidad económica de los gobiernos han sido detonantes de paros y revueltas que terminaron en caos; ocurrió en Chile y Colombia, países que luego dieron un vuelco ideológico. La pregunta es si tras la crisis de junio Ecuador ha superado, o no, la prueba política regional.

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