Columna El Dínamo, 05.09.2024 Felipe Ernst Edwards, abogado (U. de Chile), exdiplomático y cónsul honorario de Estonia en Chile
Esta semana se conoció la noticia relativa a la creciente y aguda disminución de la criminalidad en Estonia, con la consiguiente vacancia del 44% de las celdas disponibles en las cárceles del país y la posibilidad de arrendar esas celdas vacantes a presos provenientes de otras naciones. En razón de lo inusual de esta noticia, parece necesario ahondar en sus posibles causas y, eventualmente, aprender de este exitoso ejemplo y aplicar en nuestro país aquellas herramientas más relevantes.
En primer lugar, es importante destacar que esta disminución no es fruto de la casualidad, sino el resultado de una combinación de factores estratégicos y medidas efectivas puestas en práctica por el gobierno y la sociedad civil de Estonia.
Un importante fundamento de esta disminución de la criminalidad ha sido la mejora en las prácticas de policía y seguridad. La policía estonia, además de estar dotada de herramientas tecnológicas de última generación (e-Police), ha adoptado enfoques más modernos y proactivos, como el trabajo comunitario, que promueve una relación cercana y de confianza entre la ciudadanía y las fuerzas del orden. Esta colaboración ha permitido una respuesta más rápida y eficaz ante incidentes delictivos.
Además, el crecimiento económico del país ha proporcionado más y mejores oportunidades laborales y ha contribuido a la reducción de la pobreza, factores que están íntimamente vinculados con la criminalidad. Un aumento en el empleo y una economía en expansión han llevado a una disminución de la vulnerabilidad social, que a menudo conduce a la delincuencia.
Sin embargo, la mayor parte de los especialistas coincide en que la principal causa de esta disminución delictual tiene su origen en los esfuerzos estonios -sostenidos ya por décadas- en materia de educación.
El principal “secreto” del éxito estonio en educación ha sido la capacidad de su clase política para ponerse de acuerdo en una estrategia educativa común, que está consensuada hasta el año 2035, y cuyo fundamento es la completa igualdad de acceso a la educación. Así, el consenso es que todos los niños van al colegio y por lo tanto todos son iguales: tienen el transporte gratuito hacia y desde la escuela, comida gratis en el establecimiento, asistencia médica primaria en el mismo local y apoyo a los necesitados.
En ese marco, el Estado subvenciona las guarderías, por lo que el 94% de los niños acude a ellas antes de entrar a la educación formal, a los 7 años. Y desde su ingreso al colegio, jugando aprenden robótica, y luego matemáticas y ortografía usando sus conocimientos con robots, que van hacia una letra o números determinados.
Los resultados han avalado esta estrategia, situando a Estonia a la cabeza de la UE en los resultados de la prueba PISA 2022, solo superado por Japón y Corea del Sur a nivel global.
Este modelo contempla también las herramientas para incorporar a las salas de clase a estudiantes con necesidades especiales, ya sea mediante la adaptación del sistema de estudio o a través del apoyo por parte de especialistas.
Según la OCDE, el modelo educativo estonio garantiza que la posición socioeconómica de las familias no influya en la calidad de la educación que reciben sus niños, quienes, además de lograr muy buenos resultados académicos, se muestran felices con sus vidas, de acuerdo con la Gregson Family Foundation.
Finalmente, el avance en tecnología de vigilancia y en la recolección de datos, obviamente, también ha mejorado la capacidad de prevención y resolución de delitos, permitiendo a las autoridades anticiparse a situaciones delictivas y responder de manera más efectiva.
En conclusión, el gran descenso de la criminalidad en Estonia es el resultado de un enfoque holístico que abarca desde la mejora en la seguridad pública hasta el fomento del desarrollo económico y social, teniendo a la educación como núcleo o centro.