La última apuesta de Hitler Ardenas 1944

Reseña de libro [Anthony Beevor en Ardenas, 1944. La última apuesta de Hitler]
El Mercurio, 07.11.2015
Rodrigo Pinto, crítico literario

El historiador británico Antony Beevor no pierde el pulso. Aunque en los últimos 25 años ha publicado una decena de libros sobre la Segunda Guerra Mundial -ya se trate de campañas como la de Stalingrado o de sucesos inmediatamente anteriores o posteriores, como sus obras sobre la Guerra Civil española o París después de la liberación-, mantiene una envidiable agilidad en el estilo, así como el don de integrar múltiples fuentes -o múltiples voces- en relatos apasionantes que reconstruyen con singular detalle el curso de los enfrentamientos bélicos o los procesos que los desencadenaron.

Beevor se ha convertido así en un fenómeno editorial, puesto que sus libros van más allá de lo que se espera de un especialista e interesan a públicos mucho más amplios.
El caso de la Bulge Battle -como se llama en inglés, por la forma de saliente de la ofensiva alemana- es especial, porque condensa muchas de las cuestiones que estaban en juego hacia fines de 1944, y también por su importancia en el curso de la guerra. Cuando el avance soviético era imparable en el frente del este, Hitler decidió atacar hacia el oeste, en la misma zona por donde habían entrado a Bélgica en 1940, y logró montar una fuerza que nadie esperaba: más de un millón 200 mil soldados, cientos de tanques (¡que el traductor denomina "carros"!) y miles de piezas de artillería, así como el combustible -el bien más escaso en Alemania en esa época-, suficiente como para lanzar, al menos, la ofensiva. Como era el lugar más complicado para el despliegue de tropas y el uso de tanques, igual era el más desguarnecido, lo que explica el éxito inicial de la ofensiva (aunque no logró ni su primer objetivo: alcanzar la ribera del río Mosa). Algunos puntos de resistencia probaron que las tropas estadounidenses estaban capacitadas para el combate; algunas acciones de las tropas de las SS convirtieron el campo de batalla en un lugar donde se asesinaba a soldados desarmados; y se hizo visible lo evidente: que la superioridad numérica y sobre todo en pertrechos y municiones de los aliados era incontrarrestable. Hitler apostaba a quebrar la unidad aliada. Fracasó, y con ello perdió una enorme capacidad de resistencia en el otro frente. Beevor, más que sacar conclusiones, las muestra en el desarrollo de un relato singularmente ameno y atento a todas las variables. Y muestra también sus fijaciones: esta vez, dice de Montgomery -a quien obviamente detesta- que probablemente sufría de Asperger.

No hay comentarios

Agregar comentario