Artículo Heródoto, 02.12.2017 Alejandro Barreda Beltran, graduado en Historia
Introducción
Los cargo cults (o kargo cults) fueron un conjunto de movimientos religiosos desarrollados en el siglo XX entre las sociedades indígenas de Melanesia. Según sus creyentes, sus antepasados regresarían desde el mar y les llevarían abundantes bienes y tecnologías occidentales (cargo en su lengua). Bajo unas variantes u otras, estos cultos se desarrollaron al menos desde la década de 1920 y presentan una enorme variedad. A continuación haremos un recorrido por algunos de sus ejemplos más destacados.
Cargo cults antes de la Segunda Guerra Mundial
Melanesia (del griego “islas negras”) es un conjunto de archipiélagos diferenciado de Australia al sur, de Micronesia al norte, de Indonesia al oeste y de Polinesia al este. Además de su isla más grande, Nueva Guinea, incluye Fiyi, las Islas Salomón, Nueva Caledonia y Vanuatu. Durante buena parte del siglo XIX y del XX, británicos, franceses, neerlandeses y alemanes se repartieron estas islas, de manera que su población se encontró con una civilización y unas tecnologías radicalmente extrañas.
En 1919 nació en el sureste de Nueva Guinea el primer cargo cult, que fue bautizado como la “locura de Vailala” (también llamado posteriormente movimiento de Vailala). Los nativos dejaron de trabajar e ir a misas cristianas, pero también quemaron sus antiguos objetos ceremoniales. En su lugar adoptaron otros nuevos entre las importaciones y compaginaron prácticas de los misioneros, como la lectura de oraciones, con otras indígenas, como el consumo de droga kava y las danzas nocturnas. Según ellos, un hombre mayor poco antes de morir tuvo una visión de los antepasados regresando en barcos de vapor con cargo para ellos.
Entre los europeos se extendió la alarma y el gobierno procuró reprimir este movimiento, que no finalizó hasta principios de los años treinta. No obstante, las réplicas del movimiento no se hicieron esperar: en una zona septentrional de la misma isla, durante esa misma década, se extendió otro fenómeno similar liderado por Mambu, el autoproclamado “Rey Negro”. Este personaje, bautizado y ayudante de misioneros, hizo a sus seguidores bautizarse y renunciar a las ropas tradicionales. Finalmente las autoridades lo exiliaron para reprimir el movimiento.
Cargo cults después de la Segunda Guerra Mundial
La Segunda Guerra Mundial dejaría su huella en los cargo cults posteriores. Durante la contienda, tanto japoneses como aliados (encabezados por Estados Unidos) entraron en contacto con los indígenas de Melanesia y exhibieron grandes despliegues técnicos y armamentísticos. Esta experiencia dio a los cargo cults un mayor protagonismo de las armas, uniformes y banderas. Un ejemplo conocido es el culto de John Frum. Este movimiento empezó en la isla de Tanna (Vanuatu) a partir de 1940. La figura de John Frum nunca se ha probado como real, sino que derivaría de trances producidos por el consumo de la droga kava. Sus seguidores esperaban un gran cataclismo que expulsase a los occidentales de la isla, que la convirtiera en una gran planicie sin enfermedades ni trabajos y que anteceda la llegada de John Frum con cargo.
Paralelamente germinó otro movimiento entorno a un líder de carne y hueso: Yali. Este antiguo colaborador de los aliados durante la Guerra Mundial volvió de Australia a Nueva Guinea durante la posguerra. Alrededor de su liderazgo se formó entre la población indígena un culto que llegó a divinizarlo. Aunque en un primer momento los occidentales de la isla lo promocionaron como forma de control de los nativos, con el tiempo Yali fue distándose y oponiéndose cada vez más a la cultura occidental. Sus seguidores rechazaron el cristianismo y recuperaron la religión tradicional en clave milenaria. Yali tuvo también una importante actividad política, aunque nunca consiguió entrar en el Parlamento de Nueva Guinea. Este culto se prolongó, interrumpido durante el encarcelamiento de Yali entre 1950 y 1955, hasta la muerte de este en 1975.
El futuro de los cargo cults
Después de los sesenta y los setenta, el papel de los cargo cults fue menguando, aunque a nivel privado muchos seguidores mantuvieron sus creencias. La situación política cambiaba significativamente durante estas décadas con el fin del colonialismo y la creación de estados independientes. Por este motivo, la evolución de los cargo cults fue muy divergente. Mientras que en algunos casos los antiguos seguidores los abandonaron y volvieron a las antiguas iglesias, en otros casos cristalizaron en formas más estables y perdurables como iglesias e incluso movimientos políticos, como fue el caso del culto a John Frum.
¿Qué son los cargo cults?
El término inglés cargo cults, acuñado poco después de la Segunda Guerra Mundial, recibió una fuerte acogida por los antropólogos e incluso se ha querido aplicar a otras sociedades del Pacífico y África. No obstante, no está libre de problemas. Cargo (o kargo) es una expresión nativa referida al cargamento de los barcos y, por extensión, a todos los bienes, comodidades y tecnologías occidentales importadas, pero también connota salvación. Por otra parte, la palabra inglesa cult tiene también un matiz peyorativo (reservado en castellano a “secta”). Esto refleja una visión orientalista sobre estos movimientos, que se califican de estúpidos y demenciales. Definir los cargo cults tampoco está libre de dificultades, pues como el propio nombre indica se trata de una serie de movimientos (no tenemos espacio para nombrarlos todos) con muchas convergencias, pero también grandes divergencias. Así entran en esta categoría desde movimientos ascéticos partidarios de la destrucción de la riqueza hasta otros favorables a la promiscuidad sexual y al consumo de drogas.
Sin olvidarlo, podemos perfilar algunas de las marcas definitorias de los cargo cults. En primer lugar, tienden a la difusión social pero también a vidas cortas, en parte por la acción gubernamental represiva. En segundo lugar, acompañan a grandes cambios derivados del control colonial, tanto religiosos, sociales y políticos como en la misma cosmovisión; de hecho, el rechazo a los occidentales es un sentimiento común entre los creyentes que se extiende también a los nativos no creyentes. En el ámbito cultual, hay una tensión entre lo ancestral y lo importado. Los antiguos ritos eran anulados o reinterpretados y, al mismo tiempo que se deseaba la expulsión de los occidentales, se ritualizaban tecnologías y bienes extranjeros. Se añadía además el bagaje llevado por los misioneros, bastante numerosos al menos a partir del siglo XVIII. Al frente de estos cultos emergieron liderazgos de tintes proféticos, como Mambu, Yali o incluso John Frum.
No obstante, para definir los cargo cults la etiqueta principal es milenarismo, es decir, creen en la inminencia del fin del mundo y el nacimiento de uno nuevo (por ejemplo, el juicio final en el cristianismo). En el caso que nos ocupa, el fin del mundo sería la llegada de los antepasados con cargo, que marcaría el inicio de un nuevo mundo del que los occidentales serian expulsados. En conclusión, las sociedades tradicionales de Melanesia se encontraron con civilizaciones desconocidas que rápidamente tomaron el control de sus islas, por lo que los cargo cultsrepresentarían una reacción a un intenso choque cultural radical que se expresó a en términos religiosos.