Carta El Mercurio, 11.03.2024 Demetrio Infante Figueroa, exembajador
La legislación vigente y la costumbre indican que, en los actos oficiales, como lo son los Consejos de Gabinete y otros de ese tipo, el ministro de Relaciones Exteriores o su subrogante debe estar ubicado al lado izquierdo del presidente de la República. En los últimos eventos de esta naturaleza el Canciller o su subrogante ni siquiera han figurado.
Más allá de ser una conducta que es antirreglamentaria, se rompe con una tradición inveterada, lo que lógicamente no debe haber pasado inadvertido para los embajadores extranjeros residentes, quienes ya deben haber informado de ello a sus Cancillerías.
Por otra parte, más allá de los asuntos protocolares, la interpretación personalista —que contiene características propias de un monarca absolutista— que el Presidente Boric hace del artículo 32, número 15, de la Constitución Política del Estado que dispone que es facultad del Presidente de la República “conducir las relaciones políticas con las potencias extranjeras...”, conlleva en sí una falta de consideración sobre lo que puede opinar el Ministerio de Relaciones Exteriores en materias internacionales que comprometen en forma permanente al Estado de Chile.
Estoy cierto de que ni un solo funcionario del Edificio Carrera —trabajé más de 35 años en la Cancillería— debe haber estado de acuerdo en retirar la invitación formulada a Israel para participar en la próxima FIDAE.
Estimo que el modo de actuar del actual jefe del Estado en esta materia perjudica seriamente a Chile, denuesta al Ministerio de Relaciones Exteriores y constituye una afrenta gratuita para un diplomático de excepción como lo es el canciller Alberto van Klaveren.