OTAN: una reunión con intríngulis

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Republica, 28.06.2022
Inocencio F. Arias, embajador (r) y columnista español

Varios palmeros monclovitas y algún comentarista contaban estos días como una gozosa noticia que Biden celebraría una reunión con Sánchez. Prueba de que nuestro presidente está en el gremio de los estadistas que cuentan.

El argumento era cateto e infantil. No era concebible que el jefe de la OTAN no se entrevistara con el presidente del país anfitrión. No hacerlo habría sido más que desaire, en realidad un insulto.

La cuestión es lo que haya salido de la entrevista de lo que no sabremos mucho no sólo porque no todo lo tratado en estas reuniones se cuenta sino por el hermetismo que adopta Sánchez, acordémonos de la cesión ante Marruecos, cuando no le llegan jugosas concesiones. Hemos oído los tópicos habituales al fin de la reunión e intuimos que Sánchez va a aceptar que Rota acoja más destructores, lo que es una concesión nada despreciable; ignoramos asimismo lo que le han concedido a él. Puede que se haya contentado con que no le recriminen crudamente su cicatería en gastos de defensa. Esa conducta chirría y en este terreno tiene un caballo de Troya en el gobierno.

Sobre la Cumbre hay que esperar por el momento. El cónclave tendrá que abordar un mínimo de cuatro temas, concretar al máximo lo que significa Putin y como se le hace frente (habrá divisiones), los gastos en defensa de los miembros, sobre todo de los rezagados, es China un desafío o una amenaza ya (más divisiones) y como se casan en la medida de lo posible la OTAN y la Unión europea (disensión entre, por ejemplo, Francia y Polonia). En la cuestión del gasto el secretario general de la Organización tiene proyectos (más inversión y cuanto antes) ante los que los miembros arrastran los pies. Reforzar sustancialmente, por ejemplo, los países limítrofes con Rusia no son barato.

Y dejamos para lo último Turquía que, con un pretexto teóricamente aceptable, chantajea a la Organización y ahora a Suecia y Finlandia que deseaban casarse a la carrera estos días en Madrid con doña OTAN, más rápido que nosotros en 1982. Ankara desea que Suecia le venda armas, pero sobre todo que los dos países nórdicos dejen de acoger a “terroristas“ kurdos-iraquíes. Justa pretensión, pero lo malo es que Erdogan, un buen negociante, tacha de terrorista a cualquier disidente que le cree problemas o que sea popular. Difícil entregarle a todos los que pide o echarlos de tu país. Turquía está enfriando su democracia y Erdogan, aquel de la esfumada Alianza de las civilizaciones, tiene vetas autocráticas claras, como Putin.

Las autoridades turcas cultivan la ambigüedad. Le compran misiles a Rusia, pero han cerrado el paso al mar Negro a los buques militares rusos. Por otra parte, arguye que hay un fuerte sentimiento anti-occidental y anti otánico en su país (¿le importa a él?) y que debe moverse con prudencia.

Su jaque a Suecia y Finlandia equivale a pulsar la fibra nacionalista en momentos en que, a once meses de las elecciones, sufre una inflación descomunal que puede hacerle daño: 72%.

(Ultima hora: Turquía ha llegado a un acuerdo con Suecia y Finlandia en el que estos han debido hacer ciertas concesiones. Biden ha podido influir)

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