¿Otros terremotos políticos?: Cayetana y los Emiratos

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Republica, 18.08.2020
Inocencio F. Arias, embajador (r) y columnista español

Un periodista buscando titulares es propenso a calificar de tsunami cualquier acontecimiento que agite las aguas políticas. Ya he oído un par de veces que nuestro PP está sufriendo un corrimiento de tierra con la defenestración de Cayetana Álvarez de Toledo. Puede pero es dudoso. Adelantare que si yo fuera el Jefe de una agrupación política y mi portavoz vierte ideas contrarias a las que yo he marcado, ¿ lo ha hecho la convincente Cayetana ?, no vacilaría en fumigarlo. En ese sentido, la excelente entrevista que Cayetana dio a El País pudo ser decisiva para fulminarla. Dicho esto, no cabe duda de que era una excelente portavoz, magnífica y que si medimos la importancia de un personaje por el respeto ( y la tirria) que despierta en sus adversarios no cabe duda de que los que han suspirado muy satisfechos con su sacrificio, aparte de miembros de su partido, han sido la Vicepresidenta del Gobierno, la ministra de igualdad y varios delos líderes podemitas y separatistas cercanos al ejecutivo. Cayetana los desnudaba, como nadie, al refutarlos. El futuro dirá si Casado ha acertado.

Un terremoto más importante, un pelín más, es el producido en Oriente Medio con el sorprendente establecimiento de relaciones entre los Emiratos e Israel. Es el tercer país árabe (Egipto en 1979, Jordania en 1994) que da ese paso. Histórico por el precedente en el siglo XXI. Otros árabes, (¿Bahrain?) pueden seguir .

Aquí también podríamos preguntarnos quién ha respirado satisfecho con la decisión de los emiratos y quien se ha llevado un berrinche. Entre estos está el régimen iraní, el sirio Assad, Hezbollah....es decir, varios de los sospechosos habituales. Entre los alegres está Trump ( su yerno es una de las comadronas del acuerdo), la influyente comunidad judía de Estados Unidos, no hay que perderla de vista, Jordania, Egipto y, a cencerros tapados, bastantes de los gobiernos árabes de tendencia sunita.

Los emiratos, con su hombre fuerte el Principe heredero Mohamed Bin Zayed amigo de nuestro rey Juan Carlos, han jugado, como logro y como cortina de humo, la baza de que han conseguido evitar la anexión de Cisjordania por Israel, algo que con la bendición de Trump, habría sido un trago amargo para los palestinos. Estos, sin embargo, no lo celebran. Comprueben que se abre entre los paises regidos por sunitas la idea de que defender a los palestinos es importante pero no exactamente sagrado. La seguridad propia, la de los Emiratos, pasa ostensiblemente por delante e Israel puede ayudar a preservarla. Ya tenían tratos bajo cuerda con sus servicios de inteligencia, ahora será a cara descubierta. Los temores que despiertan la voracidad de Irán y los diseños supremacistas de Turquía están ahí y los países árabes pequeños y alguno grande como Arabia Saudita tratan de despejarlos y no sólo con Estados Unidos . Bajo Trump defender a los aliados no es una clara prioridad.

Netanyahu abandona su idea de la anexión, al menos por el momento, que tanto interesa a los colonos judíos de los asentamientos ilegales en donde tiene un granero de votos. Sin embargo, da un toque centrista a su imagen y, enfangado en temas de corrupción que lo acosan, juega a estadista sorprendiendo a propios y extraños. Para algunos recuerda a Nixon cuando hostigado por el Watergate ideó su televisado viaje a China preludio del establecimiento de relaciones con el gigante asiático.

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