Carta El Mercurio, 11.04.2022 Fabio Vio Ugarte, embajador de Carrera (r)
Esclarecedoras son las declaraciones de la ministra de Relaciones Exteriores, en el sentido de que es abismante la cantidad de pedidos y demandas por ser nombrado embajador.
Desgraciadamente, esta realidad la conocemos los funcionarios de carrera. Sin perjuicio de que ha habido excelentes embajadores provenientes del mundo político, la gran mayoría solo tenían como mérito el conocido “cuoteo” o el “amiguismo”. En este sentido, hay que recordar lo que imprudentemente señaló un flamante embajador que debe estar dejando ahora su cargo y que refleja el pensamiento de un gran sector del mundo político: la “diplomacia no es una profesión, es un oficio”. Esta afirmación no solo es errónea, sino que fundamentalmente ofensiva para cientos de profesionales que diariamente representan a Chile en todo el mundo.
Es de esperar que el compromiso de respetar el porcentaje de embajadores de carrera se concrete y que se estableciera en las normas constitucionales. En cuanto a la necesaria “confianza política” que el presidente necesita para nombrar a embajadores en ciertos lugares, me atrevo a afirmar que la confianza la puede tener en todos los que juraron servir a Chile en esta tarea, cualquiera sea su orientación política. Cuando nos graduamos en la Academia Diplomática tenemos presente que en el futuro debemos ser fieles a nuestra enseña: Pro-Chile loquor (“hablo por Chile”).
