Sánchez pasma con su generosidad

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Republica, 14.09.2021
Inocencio F. Arias, embajador (r) y columnista español

No nos damos cuenta de lo que tenemos. Hace días nos enteramos de que España estaba liderando al mundo en la evacuación de afganos, con un par. Ahora aprendemos que nuestra diplomacia va a poner a Pakistán en el mapa (Estados Unidos, Rusia, China, la India no se habían dado cuenta de que es un país refugio, con frecuencia, de talibanes y que tiene la bomba atómica); la lista de nuestras hazañas es larga, y ahora nos percatamos de que Sánchez, el Vacunator magnánimo, no discrimina a la hora de administrar la vacuna.

Eso sólo ocurre aquí. En Estados Unidos, Biden que está desconcertado, ha retardado la imposición a zonas claramente republicanas. Como represalia, los políticos republicanos, de su lado, en los estados en que controlan el gobierno y las cámaras, han inoculado las dosis salvadoras a sus congéneres y remoloneado con votantes decididamente demócratas.

En Irán, son los sospechosos de homosexualidad los que vienen encontrando problemas a la hora de obtener la vacuna. Los ayatollas no simpatizan con ellos. En Cuba lo sufren los que tienen familiares directos entre la “gusanera” de Miami. En los países bálticos se discrimina solapadamente a los que cuentan con lazos directos con Rusia. Otro tanto ocurre en Polonia. En Argelia la han aplazado dos meses para los residentes marroquíes y en Marruecos han quedado congeladas las dosis previstas para personas de procedencia argelina. Los dos países árabes “hermanos” andan otra vez a la greña.

Hay muchos más casos de bochornosa discriminación. La CIA parece tener un informe que indica que China no la ha suministrado a la población uigur por ser levantisca, en Irlanda del norte los católicos encuentran muchas más dificultades que los protestantes y en Alemania hay rumores de que un alcalde, de tendencia nazi aunque elegido democráticamente, examina con lupa la ficha sanitaria de personas con apellidos sospechosos como Spielberg o Laurchstein. Los judíos a la cola. Hollywood se ha movilizado para parar la ignominia.

Aquí, no. Sánchez lo ha dicho con claridad. El gobierno ha vacunado, uno pensaría que casi lo ha hecho el presidente personalmente, a millones de personas, “sin preguntar a quién votan”. Eso es un gesto altruista que todos debemos agradecer. El gobierno, con el dinero del contribuyente, tiene un gesto solidario, ajeno a todo sectarismo. Antes de imponernos la vacuna en la Casa de salud de Zaragoza, en el hospital madrileño en los pueblos de Canarias o La Mancha, el gobierno de Sánchez no hace preguntas sobre tu voto. Es un detalle que debe asombrar al mundo mundial. A la hora de curar, en España no se pregunta la ideología. (con alguna excepción en Cataluña)

Cuando Reagan recibió el disparo que casi lo mata, en la mesa de operaciones, mirando a los cirujanos, hizo un chiste: “Espero que todos ustedes no sean demócratas”. El americano tenía sentido del humor y así ganó elecciones. Sánchez, no bromea, iba en serio, vacuna a la gente, “sin preguntar a quién votan”.

En la colección de frases de nuestro líder hay algunas memorables por falsas o mendaces. Esta sería la más notable por estulta y miserable.

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