Ucrania: lo que está en juego

Carta
La Tercera, 05.03.2022
Ignacio Walker, político DC y excanciller

Es demasiado lo que está en juego en torno a la triple violación por parte de Rusia de la integridad territorial y soberanía de Ucrania, el Derecho Internacional y la Carta de Naciones Unidas. Se trata de una guerra de elección, no de carácter defensivo, cuyas víctimas principales se encuentran entre la población civil, con el mayor despliegue militar en territorio europeo desde la Segunda Guerra Mundial.

Esta es la guerra de Putin más que de Rusia. El diagnóstico del nuevo “zar” ruso es por todos conocido: la disolución de la Unión Soviética en 1991 tras el derrumbe del comunismo en 1989 y el fin del Pacto de Varsovia en 1990 habría sido el mayor error geopolítico del siglo XX. A pesar de haber sido un agente de la KGB en Alemania Oriental, Putin culpa al régimen comunista no solo de ese error histórico, sino de la creación misma de Ucrania en 1918, tras la revolución bolchevique, desconociendo que la historia de dicho país se remonta al menos al siglo VIII.

La seguidilla de acciones militares -escasamente las diplomáticas- destinadas a restablecer la calidad de Rusia como potencia global comenzaron con la invasión por parte del ejército ruso de la República de Chechenia en 1994, culminando en la devastación de Grozni en 1996. Siguió con la guerra entre Rusia y Georgia por el control de Osetia del Sur y Abjasia en 2008 y, sobre todo, con la invasión y anexión de Crimea en 2014. La guerra contra Ucrania es otro eslabón en el proyecto de Putin de restablecer la mancomunidad de Rusia, Bielorrusia y Ucrania, más por la fuerza que por la razón. Ya tiene un lacayo como Lukashenko en Bielorrusia y aspira a hacer lo mismo en Ucrania. Depende de la heroica resistencia del pueblo ucraniano y de la acción decidida de los países libres y democráticos frustrar las ambiciones de un megalomaníaco como Putin.

Es cierto que la historia y la política no se escriben en blanco y negro, y que hay mucha responsabilidad de Occidente, la Unión Europea y la OTAN en haber avanzado hacia el oriente más allá de lo que la prudencia indicaba; y es cierto también que hay que definir un esquema de seguridad para Europa que satisfaga los legítimos intereses de los actores.

Pero ya vendrá el tiempo de los análisis, lo que ahora se impone es una categórica condena de la invasión y la guerra de elección de Rusia sobre Ucrania.

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