Ucrania, un año agredida

Carta
La Segunda, 23.02.2023
Samuel Fernández Illanes, abogado (PUC), embajador (r) y académico (U. Central)

No hay nada que conmemorar en la agresión rusa a Ucrania. Vladimir Putin, el causante, ha culpado a Occidente, falseando los hechos de una invasión militar premeditada e infructuosa. Las guerras siempre pretenden victorias, prestigio, poder, territorios y apoyo internacional. Rusia no ha logrado ninguno, aunque sea una potencia militar. No ha podido ocupar Ucrania, solo porciones territoriales devastadas, en avances y retrocesos indeterminados. Carece de apoyos, salvo de incondicionales, y su prestigio internacional se ha perdido como interlocutor confiable. Putin y sus militares, tienen condicionado su destino a esta aventura bélica y arriesgan acusaciones de crímenes de lesa humanidad contra civiles.

Aumentan las sanciones económicas y financieras de la comunidad de naciones contra Rusia, lo cual empobrece el país. Tampoco hay transparencia sobre sus fallecidos o heridos en acción.

Naciones Unidas, pese a que Rusia es uno de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, ha condenado en repetidas oportunidades la agresión rusa, evidenciando el aislamiento ruso como pocas veces se ha visto en el campo multilateral.

No hay señales de que esto varíe próximamente, mientras no se inicie una solución pacífica de la controversia, por ahora impracticable. Al contrario, el incremento de las operaciones bélicas y el poderío de las armas involucradas, podrían arrastrar a países vecinos a Rusia a una confrontación de mayores y letales alcances. Una situación que, al empeorar, conllevaría a un escalonamiento sumamente riesgoso, de forma deliberada o por error, desatando así una guerra de impredecibles consecuencias.

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