Angela Merkel: la última estadista

Columna
El Líbero, 13.12.2015
Alberto Rojas M., director del Observatorio de Asuntos Internacionales (U. Finis Terrae)

Es probable que la elección de la Canciller Angela Merkel como Persona del Año por la revista Time haya sorprendido a pocos. Después de todo, hace tiempo que su nombre se repite en el listado de las mujeres más poderosas del mundo elaborado por Forbes o en los que anualmente realizan diferentes agencias de noticias y periódicos.

De esta forma, la jefa de gobierno alemana se convierte en la primera mujer en recibir esta distinción desde 1986 y en la cuarta desde que la revista comenzó a entregar estos premios en 1927. Sin embargo, su figuración en este y otros rankings no es accidental ni gratuita.

Merkel, de 61 años, acaba de cumplir una década como Canciller de Alemania, siendo al mismo tiempo la primera mujer en la historia de su país en ocupar ese cargo. Y aunque aún está lejos de los 16 años que Helmut Kohl estuvo en el poder (1982-1998), su gestión en este período ha dejado en evidencia tanto su destreza en el campo político alemán como su liderazgo más allá de las fronteras germanas.

De hecho, gran parte de la imagen y trayectoria de Merkel se ha construido en el contexto internacional. Basta recordar sus numerosas gestiones para que Rusia se sumara a una solución del conflicto separatista en Ucrania, el año pasado. O el exitoso manejo de la crisis con el gobierno del Presidente Barack Obama —uno de sus principales aliados—, luego de que se comprobara que agencias de inteligencia estadounidenses la habían espiado.

Asimismo, su rol en las complejas conversaciones que permitieron concretar los rescates financieros para mantener a flote la economía de Grecia, la posicionaron como una hábil negociadora frente a sus pares de la Unión Europea (UE). Un trabajo nada fácil, considerando las resistencias del entonces gobierno encabezado por Alexis Tsipras.

Otro punto a favor de Merkel ha sido la manera en que ha enfrentado la oleada de refugiados provenientes de Siria, Afganistán e Irak —entre otros países— que este año llegó de manera imparable y dramática hasta las costas de Europa. Y que si bien comprometió directamente a países del Mediterráneo (como Grecia e Italia), lo cierto es que miles de refugiados se extendieron por toda Europa, llegando hasta Alemania, donde la política de “puertas abiertas” de Merkel fue una decisión tan alabada como polémica.

El gobierno de Merkel dio el ejemplo al resto del continente —y al mundo, por cierto— al recibir a unos 965.000 refugiados entre enero y noviembre de este año. Una cifra altísima que incluso un país como Alemania podría tener problemas en manejar.

Paralelamente, la Canciller ha decidido involucrar a su país en la lucha frontal contra el Estado Islámico, sumándose a otras potencias como Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña. De esta forma, tras la aprobación en el Bundestag, Alemania organizará una misión con hasta 1.200 soldados, aviones Tornado, satélites y una fragata que escoltará al portaaviones galo “Charles de Gaulle”, principalmente.

La trayectoria de Merkel se ha construido sobre la base de decisiones muchas veces impopulares y lejanas a los deseos de los ciudadanos de su país y de la UE. Una apuesta riesgosa en tiempos en que muchos Mandatarios prefieren gobernar en función de las cifras de aprobación de las encuestas.

La Canciller alemana ha dado numerosas muestras de que está dispuesta a hacer “lo que se debe” y no necesariamente “lo que se quiere”. No esquiva las medicinas de mal sabor ni parece temerle a los sondeos adversos. Conductas que la desmarcan de muchos de sus pares a nivel mundial y la acercan al concepto más puro de lo que es un estadista. Es decir, figuras como Franklin D. Roosevelt o Winston Churchill, que marcaron la historia de sus respectivos países y del mundo que les tocó vivir.

Las próximas elecciones federales en Alemania están previstas para octubre de 2017, oportunidad en la que Merkel y los partidos que integran su gobierno de coalición (CDU/CSU más el SPD) se someterán a la voluntad de los ciudadanos. Sin embargo, más allá de la posibilidad de ganar un cuarto periodo consecutivo, lo cierto es que la proyección política de la actual Canciller hoy va mucho más allá de las fronteras de su país. Y en el contexto de la búsqueda de una futura primera Secretaria General de la ONU, por ejemplo, Merkel es una candidata que suma muchos atributos para llegar a ocupar un cargo así. Ya lo ha demostrado en Alemania y al interior de la Unión Europea.

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