Carta OpinionGlobal, 02.10.2016 Eduardo Rodríguez Guarachi, abogado y ex embajador en Argentina y Japón
Recientemente el profesor José Rodríguez Elizondo, publicó un muy buen nuevo libro titulado "Todo sobre Bolivia y su compleja lucha por el mar". Con mucho agrado he repasado diversas entrevistas que ha realizado el escritor sobre esta interesante obra.
Comparto en su forma y fondo las apreciaciones realizadas sobre las discordantes relaciones chilenas bolivianas, las cuales nos han incorporado en la agenda negativa internacional.
Sin duda, tal como lo ha afirmado Rodríguez Elizondo, Bolivia ha mantenido una estrategia política acertada con sus intereses; en tanto, Chile se ha basado, esencialmente, en fundamentos jurídicos, con carencia de un adecuado y proactivo manejo político, lo cual, en parte, es reflejo de una debilidad negociadora carente de audacia e imaginación creativa.
Del mismo modo, estoy de acuerdo en la probabilidad de endosar esta equivocada conducción a una Cancillería -y debo reconocerlo como una autocrítica- que por décadas no ha estado suficientemente preparada para enfrentar los constantes cambios y desafíos de la actual realidad globalizada internacional.
Lamentablemente, la aspiración marítima de Bolivia ha marcado la relación con Chile en las últimos decenios, demostrando que los vínculos bilaterales son deficientes. La solución obvia, y en este punto también concordamos con el aludido abogado, es negociar, y no necesariamente por las vías tradicionales; persistir e insistir con la misma política producirá resultados conocidos y reiterativos.
Para desarrollar una estrategia imaginativa, es imprescindible invitar e incorporar, desde el principio, a Perú en esta solución y así abordar la “retorsión peruana” a la cual se ha referido el académico.
Chile está obligado a dar el primer paso, como ya lo indique, conjuntamente con Perú, e invitar a Bolivia a negociar; metafóricamente deberíamos volver, sin cometer los mismos errores, al espíritu de Charaña.
