El ocaso del Panzer

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La Tercera, 16.04.2017
El Contribuyente

No soy experto militar ni tampoco un gran seguidor de la historia bélica, pero leí por ahí que el ocaso de los famosos Panzer alemanes comenzó tras la derrota en Stalingrado, donde el potente tanque resultó demasiado pesado y lento para moverse en un escenario urbano. Las condiciones de la guerra habían cambiado, el enemigo era más numeroso y la Blitzkrieg ya no tenía novedad.

A partir de entonces, la figura del Panzer fue adquiriendo una dimensión más bien idílica: el sueño de la máquina perfecta, capaz de conquistar naciones en cuestión de minutos. Un Panzer sería, en adelante, lo que todo gobierno necesitaría para mantener la disciplina política, garantizar el orden, tapar los errores y generar una imagen de mando ante la opinión pública.

Pero los tiempos cambiaron y nuestro Panzer no atinó. Volvió a Chile para defender las fronteras ante el expansionismo boliviano, probablemente confiado en que ello elevaría su popularidad hasta encumbrarlo a La Moneda. Pesaba en su currículo el nunca haber dado el paso cuando pudo, cuando todavía era Panzer. Las encuestas jamás le dieron más que un puntito y su partido lo bajó por secretaría.

Triste epílogo para un Panzer, aunque el hombre se resiste a colgar los guantes. Toma cafecito con la candidata de la Democracia Cristiana y anuncia por la prensa que traspasará su puntito al rostro de TV. Para su sorpresa, el tráfico no se detiene, las personas siguen con su vida normal, Trump se pelea con Putin y el Chino Ríos choca su McClaren. O sea, a nadie le importa.

Porque nuestro Panzer perdió su fuerza mucho antes y no en las calles de Stalingrado, sino que en las de Caracas. Mientras más observo el proceder de Luis Almagro en la Organización de Estados Americanos (OEA), más pena siento por lo que hizo un compatriota nuestro al frente del organismo. Y digamos que Almagro no es exactamente un momio anti socialistas. Por el contrario, el hombre proviene del Movimiento Participación Popular de Uruguay, heredero directo de los Tupamaros e integrante del Frente Amplio (sí, el mismo que buscan emular Giorgio y Gabriel). Fue canciller del adorable Pepe Mujica y llegó a la OEA ondeando la bandera de los derechos humanos.

Por eso le importó la crisis en Venezuela, la misma que se fue gestando en buena medida porque nuestro Panzer dejó actuar al chavismo hasta convertirlo en una fortaleza inexpugnable. Mal el Panzer. Que vote por quien quiera. No es noticia.

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