Alianza del Pacífico – Mercosur

Carta
El Mercurio, 15.03.2015
Juan Salazar Sparks, ex embajador

En una columna publicada ayer por vuestro diario bajo el título de "Un encuentro inteligente: Alianza del Pacífico y Mercosur" nuestro Canciller insiste en el error de pretender una convergencia entre dos esquemas dispares de integración regional: el moderno y aperturista de la Alianza del Pacífico y el antiguo y proteccionista del Mercosur. Si bien en teoría la integración latinoamericana, hoy congelada por intereses políticos contrapuestos, podría verse impulsada por la fusión entre dichos sistemas, en la práctica aquello implicaría retroceder en el primero, o bien, avanzar en el segundo, pero desnaturalizándolos en cualquiera de los dos casos.

El enfoque del ministro es, primero, geocéntrico, porque cree en los entendimientos automáticos entre regiones. No repara en el hecho de que las negociaciones que él mismo cita (Acuerdo Transatlántico, Acuerdo Libre Comercio UE-Japón, TPP y APEC) son todas iniciativas de libre comercio y contrarias al proteccionismo.

En segundo lugar, su postura es ideológica, a pesar de sostener que "solo la ideologización puede conducir a rechazar esta convergencia en la diversidad", por cuanto visualizar la unión de dos bloques contrapuestos (Ej.: OTAN vs. Pacto de Varsovia) no es otra cosa que voluntarismo político. El que dos bloques puedan buscar acuerdos específicos entre sí no significa una convergencia entre los mismos.

En definitiva, el "muro invisible que separa a los países del Atlántico y el Pacífico" no es obra de las naciones pequeñas de la región (Chile, Colombia o Perú) sino de las economías que todavía faltan por abrirse y modernizarse en ella (Argentina y Brasil). Esa división tiene que ver también con el antinorteamericanismo del ALBA y los recelos tradicionales del Brasil con la integración continental, no así con los países que abrazan el regionalismo abierto.

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