América del Sur, ¿hacia el liberalismo del siglo XXI?

Columna
El Líbero, 09.02.2018
Jorge Canelas U., embajador (r) y director de CEPERI

La situación internacional en el nuevo escenario global, y de América del Sur en particular, anticipa un proceso que podría cambiar el mapa político de la región en forma significativa. El desarrollo de los acontecimientos ha llevado a la declinación de los “socialismos del siglo XXI”, al tiempo que se produce un auge de las ideas de la democracia liberal en lo político y del libre mercado en lo económico.

En este nuevo escenario, Chile tiene la oportunidad de impulsar un ideario liberal, moderno y democrático, con el respaldo y la legitimidad de un mandato surgido de una clara mayoría electoral que eligió al Presidente Sebastián Piñera. El nombramiento en el cargo de ministro de Relaciones Exteriores a un intelectual comprometido con las ideas del liberalismo pone a Chile nuevamente en un lugar de vanguardia en los cambios que comienzan a tener lugar en la región.

Al asumir el nuevo gobierno en Chile, se incrementará el número de países que dan un giro político hacia la democracia liberal, alejándose de los postulados del Foro de Sao Paulo, que ha buscado hacer de América Latina una zona dominada por el socialismo.  Iniciativa que congrega, reúne y coordina la acción de sus miembros —más de un centenar de partidos de izquierda—, que influyen en la política exterior de los gobiernos de ese signo, llevando a la práctica la solidaridad internacional en lo partidario e ideológico.

La tendencia hacia el cambio político en la región, que parece definirse cada vez con mayor claridad, permite anticipar que durante la próxima década pueda resolverse en América del Sur, la disyuntiva entre las dos opciones que se disputan la hegemonía política desde hace más de medio siglo. En lo político, representada por democracias liberales versus regímenes autoritarios; y en lo económico, entre economías socialistas o de planificación central, versus el sistema capitalista o de libre mercado.

Es en ese contexto que se irán conformando las alianzas entre los diversos países, de acuerdo con los intereses de mayor o menor alcance que compartan entre sí y la cooperación que convengan para alcanzar esos objetivos comunes. El proceso de integración subregional seguirá una suerte similar por la vía de definir objetivos específicos y sectoriales, una vez que se ha demostrado la poca viabilidad de los proyectos grandilocuentes en su formulación política inicial, pero de escasa substancia en términos prácticos. Cada país de la región ha tenido su experiencia socialista o estatista en diverso grado de intensidad o duración, lo cual determina o condiciona la manera cómo tendrá lugar el proceso de cambio hacia un sistema de mayor libertad, tanto en lo político como en lo económico.

La gestación y desarrollo de los procesos políticos vigentes en América del Sur ha durado varias décadas y en algunos casos comenzaron hace más de medio siglo. El proceso de cambio que se observa en países que han estado sometidos durante un largo tiempo a un sistema estatista y transitan hacia uno de libre mercado suele ser algo más corto, pero no exento de complicaciones, especialmente cuando se crea una suerte de dependencia por la acción de un Estado invasivo y omnipresente. El factor que ha resultado determinante, a la hora de cambiar el rumbo político en la región, ha sido la práctica, la experiencia cotidiana de vivir y experimentar la realidad de un sistema socialista y luego tener la posibilidad de cambiarlo por un sistema libre. Sucedió, invariablemente, en cada uno de los países de América del Sur, cada cual con un proceso más o menos traumático, según fuere la forma en que devino el cambio. En la hora actual, se promueve el cambio hacia la libertad por la vía democrática, constatando que la oposición a ese tipo de cambio se expresa de manera violenta o mediante la imposición de un sistema dictatorial.

No deja de ser gratificante ver cómo Chile se apresta para tomar parte de un esfuerzo por propagar las ideas de la libertad, en un subcontinente sometido a tanto dolor por la acción disruptiva del enfrentamiento ideológico que lo ha asolado por más de medio siglo.

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