Cancelaciones

Columna
El Líbero, 08.07.2023
Fernando Schmidt A., embajador (r) y exsubsecretario de RREE
  • La burda maniobra para hacer a un lado a María Corina Machado no le hace bien a la izquierda democrática regional

Por “abuso de poder político y uso indebido de medios de comunicación” quedó inhabilitado por ocho años el expresidente brasileño, Jair Bolsonaro, para concurrir a cualquier elección popular. Por años había manifestado en público su total desconfianza (sin pruebas sólidas) en el sistema de votación electrónica vigente en el país desde 1996 y por el cual él mismo fue elegido el 2018. Lo que colmó el vaso fue llevar sus críticas al cuerpo diplomático convocado al Palacio Presidencial. Es decir, cuestionó con estridencia la institucionalidad electoral. Fue un negacionista. La decisión del Tribunal Superior Electoral, que se dio a conocer el 30 de junio, puede ser recurrida ante la Corte Suprema de Justicia como corresponde a un estado de derecho.

Es un golpe duro al expresidente, pero no estoy seguro de que sea su fin político ni mucho menos. Desde luego, está pendiente el recurso a la sentencia. Además, el bolsonarismo es un sentimiento y no una articulación política. Por lo tanto, está difuminado en diversos partidos (principalmente en el PL), movimientos y emociones. Por ello, quien unja como candidato y comprometa en esa persona todas sus energías puede ser más importante que la candidatura propia. Tampoco creo que para Bolsonaro sea una obsesión volver a la Presidencia, para cuyo ejercicio mostró severas limitaciones personales. La obsesión es su legado y preservación de su popularidad y liderazgo. Hoy en día un 25% de los brasileños se proclaman bolsonaristas.

Todo esto transcurre, sin embargo, en el marco de una normalidad institucional.

Lejos de Brasilia, en Caracas, la Contraloría General de Venezuela inhabilitó a María Corina Machado por 15 años para presentarse a cualquier cargo público, responsabilizándola de casi todas las desgracias de su país. La líder de “Vente Venezuela” encabeza las encuestas a las primarias opositoras del 22 de octubre. En contraste, quien preside la Contraloría en la dictadura venezolana fue elegido por una Asamblea Nacional producto, a su vez, de elecciones groseramente manipuladas por el régimen. Allí no hay recurso posible desde el momento en que el Poder Judicial está cooptado por la dictadura.

Aparte de las consecuencias políticas no hay mucho en común entre los dos casos, salvo el hecho no menor de que Lula, el ícono de la izquierda latinoamericana y presidente de turno de Mercosur es hoy día el principal valedor regional del dictador venezolano y enemigo jurado del bolsonarismo, con el que disputa el favor de sectores populares. No se ha atrevido a condenar la inhabilitación de María Corina hasta tener más antecedentes, dice, y porque a su juicio no es bueno aislar a Nicolás Maduro.

La burda maniobra para hacer a un lado a Machado no creo que le haga bien a la izquierda democrática regional. Por un lado, arriesgan tirar por la borda el tímido apoyo a la Conferencia Internacional sobre el Proceso Político en Venezuela, una de las últimas iniciativas para sacar a ese país del escollo político en que se encuentra por décadas, y que a su vez es bandera de la diplomacia del presidente Petro de Colombia. Todos respaldan la iniciativa colombiana y ahí estuvo el canciller Van Klaveren para mostrar el apoyo chileno.

Es el último esfuerzo serio para alcanzar algún acuerdo por medios pacíficos entre gobierno y oposición. Era obvia una rápida condena del presidente colombiano a la inhabilitación de Machado por parte del Contralor venezolano, ya que socaba este esfuerzo.

Además, están demasiado frescas las heridas que a esa izquierda democrática les causa semanalmente Daniel Ortega en Nicaragua, que usa métodos análogos y no saben bien como tratar. Afortunadamente, no es el caso del presidente Boric, pero sí de la mayoría de los mandatarios y políticos de izquierda y -lamento decirlo- del Vaticano.

Por otro lado, ese sector sabe que con estas medidas el régimen de Maduro está levantando una figura política mucho más poderosa, incómoda y más a la derecha. María Corina lleva ventaja en las encuestas para elegir el candidato único de la oposición que enfrentará a Maduro en 2024. A dichas primarias, organizadas íntegramente por la opositora Plataforma Unitaria no llegan hasta ahora los tentáculos del régimen. ¿Qué pasaría entonces si los venezolanos, dentro y fuera del país, deciden elegir a Machado como candidata? ¿Se atreverá Maduro a intervenir el proceso interno de la oposición para imponer a otra figura? ¿Tendrá Lula tanta fuerza para llevar a la izquierda a respaldar al dictador?

Mañana domingo 9 de julio comienza la recta final hacia las primarias de octubre ya que se verá cuantos venezolanos en el exterior se registran para participar en ellas. Chile es uno de los países en que votarán. Ojalá que la inscripción sea masiva para mostrarle al régimen la fuerza de la libertad y las ansias de participación política democrática que tienen los forzados a emigrar. Igualmente, creo que es nuestra obligación acompañarlos en su lucha hacia las primarias ya que los valores que defienden son nuestros y están en juego aquí mismo.

No hay comentarios

Agregar comentario