China en el vecindario

Columna
El Líbero, 30.09.2023
Fernando Schmidt Ariztía, embajador (r) y exsubsecretario de RREE

La disputa geopolítica entre la R.P. China y los Estados Unidos está cada vez más cerca de nuestras fronteras. Por ello, sería bueno instalar un debate nacional sobre el asunto con miras a concordar una política de Estado ante la coyuntura mundial y, antes que sea muy tarde, una posición marco latinoamericana.

A 60 kilómetros del paso internacional Pino Hachado, uno de los varios que cruzan la frontera común con Argentina se ubica la Estación China de Espacio Lejano CSLTC (China Satellite Launch and Tracking Control). Dicha Estación ocupa unas 200 hectáreas en la provincia de Neuquén, en Las Lajas, y el terreno se ha traspasado a esa entidad gubernamental china hasta el 2067.

Se ha especulado mucho acerca de la naturaleza de la Estación. Para quienes defienden el proyecto, se trata de un recinto para la observación astronómica que ha permitido, entre otros avances, conocer el lado oscuro de la luna. Además, se permitiría al CONAE argentino el uso del 10% del tiempo de las instalaciones (el que no se usaría a cabalidad). Sería, incluso, una contraprestación a China por la Estación de Apoyo a la Exploración Interplanetaria de la Agencia Espacial Europea en Malargüe, organismo intergubernamental de naturaleza civil. Sin embargo, desde otra perspectiva, la Estación china depende en última instancia del Ministerio de Defensa de ese país. No así la europea.

De este modo, la base sería usada -dicen- para objetivos científicos y militares, aunque esto último está tajantemente prohibido en el Convenio que permitió su construcción. Además, es casi imposible visitarla y supervisar sus actividades. En definitiva, a pesar de los esfuerzos realizados por diversas entidades argentinas, falta mucha transparencia: una opacidad que inquieta en Chile.

Por otro lado, en pocos días más el presidente Alberto Fernández viajará a China a participar en el Tercer Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional, donde coincidirá con el Presidente Boric. Para Fernández el viaje es crucial desde la perspectiva de país fuertemente endeudado con China y el FMI (créditos que se pagarían a través de swaps con yuanes). Buscaría eventualmente apoyo para el financiamiento de proyectos de infraestructura como los polos logísticos en Tierra del Fuego o la compra de aviones supersónicos JF-17 Thunder y blindados 8×8. Nuevamente, nos falta más información y claridad sobre las repercusiones que tanto el endeudamiento argentino con la R.P. China, cuanto las eventuales compras militares tendrían para nuestro país.

También debemos seguir con mucha atención los movimientos chinos para participar en la propiedad de puertos, cadenas logísticas o el dragado de la vía navegable troncal del Paraná, por donde sale el 80% de las exportaciones argentinas.

Shanghai Dredging, empresa estatal que habría participado en la construcción de islas artificiales en el Mar del Sur de China, es la más interesada en la licitación del dragado y concesión de la hidrovía Paraná-Paraguay y está ejerciendo presión en Buenos Aires a través de su embajada para una pronta decisión. Otra estatal, COFCO (China National Cereals, Oil and Foodstuffs), adquirió el 2014 Nidera y Noble Agri en US$ 2,8 mil millones lo que le garantizó acceso a una red de abastecimiento, almacenamiento y logística de cereales, y controlar el 14,5% de las exportaciones argentinas de granos. China National Chemical Corporation, otra estatal, adquirió la suiza Syngenta en US$ 43 mil millones para soluciones químicas o biológicas en el agro. Pareciera que lo anterior es un asunto de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia, pero también nos atañe: casi la mitad de los granos que Chile importa provienen de Argentina, donde el sector está crecientemente en manos de estatales chinas. Nuevamente, nos falta información y, tal vez, más franqueza.

Y no es todo. El año pasado Argentina logró en China financiamiento para la construcción de su cuarta central nuclear, Atucha III, conforme a un acuerdo entre Nucleoeléctrica Argentina y la Corporación Nuclear Nacional de la R.P. China. La idea es construir un reactor de potencia eléctrica bruta de 1.200 MWe. que quintuplica la producción de Atucha I, II y Embalse en conjunto y aumenta dramáticamente el porcentaje de energía a consumir producido por esta fuente, que hoy representa el 8% a nivel nacional. La construcción no comienza todavía porque la inversión inicial china de US$ 8,3 mil millones debería aumentar ante la carencia de fondos de la contraparte argentina.

De este modo, si las cosas se dan como se pretende, a futuro la dependencia de nuestros vecinos del gigante asiático sería estratégica en este sector, tanto por el tipo de tecnología nuclear a traspasarse (a pesar de que Argentina ha alcanzado niveles muy avanzados que le han llevado a exportar centrales a diversos países del mundo -incluso a China- para la producción de radioisótopos), cuanto por sus ataduras financieras. Para muchos este es un tema de seguridad nacional. En el caso nuestro, nuevamente, el tema debe ser más abierto en la relación bilateral y regional con todos los resguardos que sean necesarios. ¿Qué se hará con los residuos, por ejemplo? ¿Cómo se garantiza el pago por el endeudamiento? ¿Existe la posibilidad de mayores concesiones territoriales? ¿Cómo afectarían estas a Chile?

Debería preocuparnos que vivimos en un mundo cada vez más tensionado y en el que las partes van colocando piezas en el tablero mundial del poder a una velocidad cada vez mayor. En esta parte del mundo parece que lo anterior no es un tema y se priorizan todavía las consideraciones internas, a veces bastante desesperadas como en el caso argentino lo que, a mi juicio, podría colocar en peligro la seguridad de todos.

Sin dramatismo, pero con un claro sentido de la realidad, la coordinación interna en Chile es fundamental, partiendo por el análisis interno de inversiones recibidas (energía, litio). Además, es esencial la transparencia en estos temas a nivel bilateral. También, y con un sentido de urgencia, debemos concertar con otros países afines las bases mínimas de una posición regional si no queremos ser pasto de las ambiciones geopolíticas de otros.

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