Diplomático profesional

Carta
OpinionGlobal, 07.10.2022
Carlos Klammer Borgoño, embajador (r)

Como ex-diplomatico de profesión, agradezco muy sincera y especialmente el editorial del domingo 2 de octubre de "El Mercurio", titulado "Debilitamiento de la Diplomacia Profesional". Como consecuencia de los sucesivos acontecimientos negativos o "chascarros diplomaticos" de los seis meses que lleva el actual gobierno, su editorial dice la verdad de lo que realmente ocurre en nuestro Servicio Exterior.

Producto de acciones poco profesionales de altos funcionarios del actual gobierno -incluido el presidente de la República- las que afectan gravemente la imagen internacional de Chile, se hace pública la triste realidad del Servicio Exterior de Chile. Lo que se omite, es que dicha realidad no es nueva, al menos yo la vengo constatando desde mi ingreso al Servicio Exterior en marzo de 1968.

La única y real solución a este grave problema, que nunca ha contado con la aprobación transversal de la clase política chilena, es terminar con lo que se conoce como "la parcela pagadora de servicios políticos", en que cada gobierno de turno ha transformado la Cancillería chilena. En otras palabras, la solución consiste en terminar con los nombramientos de Embajadores políticos, los que no existen en Europa y excepcionalmente tampoco en los casos de Brasil y Perú, al menos hasta la llegada del expresidente Fujimori.

Bastaría con una simple Ley de Rango Constitucional que dijera: "Para ser Embajador de Chile se requiere título profesional, dos años de especialización en la Academia Diplomática Andrés Bello y haber ingresado al Servicio Exterior por Concurso público de oposición y antecedentes, al grado de Tercer Secretario. Luego, pasar por todos los grados del Escalafón hasta llegar al de Embajador, donde el presidente de la Republica en colaboración con el ministro de RREE, tendrá la facultad de designarlo como Embajador de Chile en algún país extranjero o en un alto cargo del Ministerio de Relaciones Exteriores en Santiago”.

Personalmente, soy partidario que el nombramiento de Embajador en una misión diplomática en el exterior requiera además del pase o aprobación del Senado, teniendo en cuenta que un Embajador es representante del Estado y no sólo del Poder Ejecutivo.

Para hacer aún más profesional el Servicio Exterior de Chile y su órgano ejecutor, la Cancillería o el Ministerio de Relaciones Exteriores, entre sus cuatro principales autoridades jerárquicas, dos al menos deben estar a cargo de profesionales. Por ejemplo, si el Canciller proviene de un nombramiento político, el Subsecretario debería ser del Servicio Exterior y el Subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales puede ser un nombramiento político. Sin embargo, el secretario general de Política Exterior debe ser siempre del Servicio Exterior.

En los últimos 70 años, Chile sólo ha tenido un Canciller de carrera, Don Rene Rojas Galdames.

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