Blog republica.com, 11.09.2018 Inocencio Arias, embajador (r) y columnista español
En España, la cuestión catalana lleva a que bastantes de nosotros, en número quizás decreciente y con un cierto hastío, estemos más o menos pendiente de lo que ocurre en la Diada catalana. En la Moncloa actual suspirarán porque los exabruptos de Torra no parezcan en exceso belicosos; en realidad lo son sobradamente. Así el gobierno puede continuar pregonando el diálogo aunque resulte difícil dialogar con alguien que sólo quiere hablar de romper España. No olvidemos, en cuanto a la querencia de Pedro Sánchez por hacer la vista gorda, que en su mitin asturiano en el que habló de los cien días de gobierno no mencionó el tema catalán. Una proeza.
En Chile recuerdan que tal día como hoy el demócrata Allende fue derrocado y muerto. Los comentaristas lo rememoran con pesar aunque, pasadas más de tres décadas, no falta quien, lamentando el golpe de estado, apunta a que el llorado político chileno fue un metepatas en sus últimos meses en el poder. Un amigo chileno me recordaba la infausta invitación a Fidel que se pasó casi un mes, para desesperación de algunos miembros del gobierno de Allende, lanzando soflamas contraproducentes en una sociedad que estaba muy polarizada.
En Estados Unidos la atención momentánea está centrada en el aniversario de las Torres Gemelas. Mañana volverá alguna excentricidad del presidente. Trump ha acudido a Filadelfia para la ceremonia mientras el Vicepresidente va al Pentágono donde también cayó un avión suicida cuyos efectos casi redondearon en 3.000 la cifra de muertos de aquel “Día de la infamia” como titularía la revista Time remedando el encabezamiento de la prensa en la fecha de Pearl Harbour. Hay consideraciones sobre si lo que -dado el trauma y rabia nacionales- siguió después, es decir Afganistán e Irak ha merecido la pena. Las dudas emergen aunque en un caso semejante la población americana reaccionaría con la misma solidaridad y ganas de castigar a los responsables como en el 2001.
Transcurridos 17 años no faltan curiosamente los artículos en que una parte de la población, aquella en edad universitaria, no recuerda exactamente donde se encontraba en el momento en que los dos aviones pilotados por los terroristas asesinos impactaron en las Torres. Eran retoños. Esa pregunta era respondida hasta poco con minucioso detalle por la totalidad de la población estadounidense.