El Brexit duro fue para Malvinas

Columna 
Clarín, 28.12.2020 
Roberto García Moritán, embajador (r) y ex viceministro de RREE argentino
Con la salida del Reino Unido de Europa, la colonia pierde privilegios y beneficios

El Brexit duro se concretó para las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur. La Unión Europea, desde la óptica del acuerdo comercial, ya no reconoce al archipiélago como parte integrante del Reino Unido. Desde el 1 de enero 2021, la colonia pierde privilegios arancelarios y de cuotas de la Unión Europea. Las exportaciones de pescado, carne y otros productos agrícolas a la UE están valorados en aproximadamente 300 millones de dólares anuales. El 75% del PBI del archipiélago dependía del acceso al mercado común. El desenganche comercial obligará a la producción de Malvinas a pagar los aranceles de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que oscilan entre el 6 y el 16% dependiendo del producto (la lana sucia sería la única excepción por no estar sujeta a barreras arancelarias). Los barcos con bandera ilegítima de las Islas dejarían de tener las ventajas de competitividad de las últimas décadas.

También Malvinas carecerá de elegibilidad para continuar con los programas de asistencia técnica y financiera horizontal comunitaria y, entre otros, los fondos del Consejo Europeo para el Desarrollo (en apoyo al presupuesto de la colonia) y del Banco Europeo de Inversiones. Tampoco de las contribuciones no reembolsables de 76 agencias europeas que incluían subsidios y financiación de investigación y desarrollo ambientales y de la industria pesquera. Ya en el 2020, en un anticipo de los efectos del Brexit, Malvinas dejó de integrar el sistema GPS del proyecto Galileo de la agencia espacial europea, perdiendo beneficios de infraestructura de comunicaciones y rastreo satelital.

En este escenario Malvinas vuelve a depender, por lo menos desde el punto de vista comercial y técnico, de la asistencia de Londres para compensar la presencia dominante de la UE. Las implicancias financieras de esta ausencia dependerán, en alguna medida, de la cosmovisión británica post Brexit para evaluar y asimilar costos. No solo tendrá que mantener el gasto superabundante de la base militar sino que deberá paliar eventuales necesidades que hacen a la administración de las Islas, obras de infraestructura e incluso la protección y conservación del medio ambiente al perder un millón de euros anuales del Best Program y otros 5 millones del Life Fund. Un millón de pingüinos serán los primeros en sufrir las consecuencias.

Sería esperable, en este contexto, que América Latina adquiera mayor interés para Londres ya que los números muestran un cuadro comercial declinante. Hoy solo el 1,2% del mercado británico registra importaciones latinoamericanas, 0,9% son exportaciones a la región. La inversión directa del Reino Unido a América Latina es de las más bajas comparativamente con cualquier otra región del mundo. Los países prioritarios para Londres serían México, Chile, Colombia y Perú. Brasil está adquiriendo renovada relevancia.

En este cuadro de circunstancias y otras que hacen a la interna del Reino Unido, Argentina tiene el desafío de reflexionar sobre cómo mejor aprovechar la ocasión para encarrilar la relación bilateral y estimular un proceso efectivo de negociación conforme a las resoluciones pertinentes de Naciones Unidas. Es momento de creatividad, inteligencia estratégica y serenidad diplomática. Como diría George Bernard Shaw no esperes la oportunidad correcta, créala.

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