El castrismo, líder del anti-occidentalismo en Occidente

Columna
Diario de Cuba, 03.12.2024
Roberto Álvarez Quiñones, periodista y economista cubano radicado en Madrid

La Administración Trump podría dar un contundente golpe político, diplomático y estratégico si decide incluir a la Cuba castrista como parte del bloque internacional que lideran China, Rusia, Irán y Corea del Norte.

Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, las dos cámaras del Congreso con mayoría republicana, y con el cubanoamericano Marco Rubio como secretario de Estado, sin duda habrá cambios sustanciales en las relaciones de EEUU con el mundo y, por tanto, con Cuba.

Y en esto destaco un detalle clave: con Trump, los enemigos de EEUU quedan un poco descolocados debido al carácter imprevisible con el que maneja la política exterior. Los adversarios de EEUU, "cogidos fuera de base", tienen que improvisar nuevas estrategias sin tener idea de cuál será el próximo paso de Washington, que sí intuye los posibles movimientos de ellos.

Al respecto, el congresista cubanoamericano Mario Díaz-Balart comentó que el Gobierno de Trump esta vez no permitirá que el régimen castrista use recursos para "dañar a EEUU", ni que continúe "oprimiendo a su propio pueblo". O sea, Washington nunca ha ido muy lejos contra el castrismo especificando que lo sanciona también por el daño que le causa a EEUU y a todo Occidente.

Es hora de desenmascarar en detalle la subterránea labor de zapa del castrismo contra EEUU y contra los valores de la cultura occidental y la democracia liberal moderna.

La Administración Trump, en apego a su táctica de sorprender a sus enemigos, podría dar un contundente golpe político, diplomático y estratégico si decide incluir a Cuba castrista como parte del bloque internacional que lideran China-Rusia- Irán-Corea del Norte, y fuerzas terroristas del Medio Oriente, considerado el mayor enemigo conjunto declarado de EEUU y Occidente, y del propio Estado-Nación liberal moderno basado en la independencia de poderes, el sufragio universal, respeto a los derechos humanos y economía de mercado.

 

Cuba y la estrategia para imponer un orden mundial autocrático

Ese "imperio del mal", como lo habría denominado Ronald Reagan, aspira a imponer un nuevo orden mundial de autocracias dictatoriales, sin importar tintes ideológicos o culturales. Y, precisamente para lograr eso, el castrismo trabaja arduamente tras bambalinas.

Sin duda Cuba es la principal fuente político-ideológica-que nutre la fobia antiestadounidense y antioccidental en las Américas, con una experiencia de 65 años y un vasto know-how en la materia.

El castrismo es el mayor difusor y multiplicador de la propaganda antioccidental de Moscú, Pekín e Irán, contra EEUU y el mundo democrático. Apoya la agresión rusa a Ucrania, respalda a Hamás, Hezbolá, la Yihad islámica, y a los hutíes de Yemen con su consigna de "Muerte a EEUU, muerte a Israel".

La Habana tiene un numeroso y bien entrenado ejército de espías, cubanos y extranjeros voluntarios o pagados, que han penetrado y se infiltran constantemente en partidos políticos, ONG, entidades sociales y culturales, en la ONU, y en el propio Gobierno de EEUU. Vale solo recordar a Ana Belén Montes (puertorriqueña) en el Pentágono, y Víctor Manuel Rocha (boliviano) en el Departamento de Estado. ¿Y cuántos espías más trabajan, ahora mismo, porque no han sido descubiertos?

Se podría argüir que Cuba es un país pequeño, destrozado económica y socialmente por el comunismo, sin grandes fuerzas armadas, como para considerarlo un enemigo tan peligroso. Craso error. Tras esa aparente intrascendencia geopolítica hay una gran fuerza subversiva continental.

Por ejemplo, Brasil es un enorme país de 212 millones de habitantes y una economía del tamaño de la de Rusia, hoy con un Gobierno anti-estadounidense presidido por el marxista Lula da Silva, uno de los fundadores de los BRICS, engendro anti-occidental global que, controlado por Moscú y Pekín, para empezar, quiere destronar al dólar como moneda internacional. Pero en Brasilia rige la democracia liberal y el próximo presidente puede sacar a Brasil de los BRICS, como lo hizo Javier Milei con Argentina.

 

El castrismo hace cualquier cosa que le pidan Moscú y Pekín

Otro detalle importantísimo, La Habana es capaz de hacer cualquier cosa que le pidan el zar Vladimir Putin o Xi Jinping, incluso instalar armas nucleares en la Isla, con tal de que le den limosnas financieras y en alimentos, inviertan capital en la Isla, y envíen turistas.

Por otra parte, el castrismo mangonea los servicios de inteligencia de la dictadura venezolana, que con petróleo y tráfico de drogas financia el engendro antidemocrático llamado Cubazuela. Encima de esto, el espionaje cubano comparte información con los servicios de inteligencia chinos, rusos, e iraníes, en ciertas áreas "sensibles" de interés común.

Por eso es necesario que la Administración Trump tome cartas en el asunto. De Europa no se puede esperar mucho, y menos de América Latina con sus gobiernos populistas de izquierda.

Al no estar incluida Cuba en la cofradía antioccidental citada se posibilita que congresistas y hombres de negocios en EEUU y en Europa exijan a Washington que saque a Cuba de la lista de estados patrocinadores del terrorismo internacional, y levante el "bloqueo" de EEUU, etc.

 

Terroristas castristas casi vuelan en pedazos parte de Manhattan

A Cuba castrista le sobran "méritos" para integrar el "imperio del mal", y por eso lo es. Por antigüedad, por "derecho propio", y en las narices de la mayor potencia mundial. Y destaco un solo ejemplo. Hace 62 años el mismo régimen de hoy en Cuba quiso volar en pedazos buena parte de Manhattan. Cuatro décadas antes que Bin Laden.

En noviembre de 1962, los espías cubanos radicados en Nueva York, Roberto Santiesteban, Marino Sueiro, José García, Elsa Montero y José Gómez Abad (estos dos últimos un matrimonio de diplomáticos en la Misión de Cuba en la ONU) fueron descubiertos por el FBI cuando se aprestaban a detonar media tonelada de explosivos en la más poblada ciudad estadounidense.

Por orden de los hermanos Castro (uno de ellos, Raúl "el Cruel", sigue al mando hoy en la Isla) iban a colocar potentes bombas en las emblemáticas tiendas Macy's, Gimbels y Bloomingdale; en la Grand Central Station ferroviaria de Nueva York (la mayor del mundo con 44 andenes), en la refinería de petróleo Humble Oil and Refining, de Nueva Jersey; en la Estatua de la Libertad; en la estación de ómnibus de la Calle 42, y en varias paradas del metro en Manhattan.

De manera monstruosa iban realizar esos atentados en el Black Friday, el viernes posterior al Thanksgiving Day (Acción de Gracias), día en que tradicionalmente en EEUU más personas acuden a las tiendas para aprovechar las mayores rebajas de precios de todo el año. De no haber sido descubiertos esos agentes "revolucionarios" cubanos con sus 1.102 libras de explosivos, habría ocurrido el mayor atentado terrorista de la historia moderna hasta ese momento.

Por lo demás, luego de fracasar la estrategia castro-guevarista de la lucha armada (guerrillas rurales y urbanas), contra el "imperialismo yanqui" y la cultura occidental, se pasó a una nueva fase subversiva con la creación en 1974 del Departamento América (DA) del PCC, a cargo del terrorista Manuel Piñeiro (comandante Barbarroja).

Se enfatizó la penetración política y el adoctrinamiento ideológico en la región para minar desde dentro la institucionalidad democrática. Pero sin descartar del todo el terrorismo, se siguieron cometiendo asesinatos, atentados y asaltos a bancos, por grupos terroristas como los Montoneros en Argentina, Tupamaros en Uruguay, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, en Chile, y otros, todos vinculados a la "revolución cubana".

El DA fue sustituido en 2010 por el Área América, adscrita al Comité Central del PCC, un aparato de subversión convoyado con el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP, que recluta espías en todo el mundo); el Ministerio de Relaciones Exteriores, ejecutor de "misiones" desde las embajadas cubanas; Casa de las Américas, la Organización de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América (OSPAAL, hasta 2020); la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), y otras. Todas con sede, y bien "orientadas", en La Habana.

Volviendo a Donald Trump en la Casa Blanca y Marco Rubio como canciller, la coyuntura en la política con Cuba debe ser la más favorable para, además, sancionar a la mafia militar que usurpa el poder en La Habana. Para presionarla como nunca por el sufrimiento sin fin causado a los cubanos, por ser el mayor enemigo de EEUU y Occidente en el hemisferio, y la peor tiranía en América desde que españoles, portugueses e ingleses arribaron a lo que, deslumbrados, llamaron Nuevo Mundo.

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