Es urgente poner un freno a la venta desproporcionada de armas

Columna
Infobae, 06.02.2020
Roberto García Moritán, embajador (r) y ex viceministro de RREE argentino

El comercio de armas convencionales es el negocio más lucrativo a nivel global. Las ventas han crecido un 40% con relación a principios de siglo. En el 2019 alcanzó la cifra récord de las mayores transacciones en la historia. Cinco países (Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido y China, miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas) se distribuyen más del 75% de la demanda mundial. De acuerdo a las estimaciones del Centro de Análisis de Comercio Mundial de Armas (CAWAT) con sede en Moscú, el mercado de armamentos en el último año representó operaciones por valor de 92 mil millones de dólares y Estados Unidos acaparó el 43% (con 46 de las 100 empresas más importantes del mundo). Desde el 2009 la norteamericana Lockheed Martin concentra el 11% del mercado. La lista de principales proveedores incluye también a empresas de Alemania, España, India, Italia, Israel, Japón, Suecia y Corea del Sur.

Mientras el informe de CAWAT ubica a China en el octavo lugar como proveedor de armamentos, el Instituto Internacional de Estudios sobre la Paz de Estocolmo (SIPRI), en un reciente estudio, destaca que ha pasado a ser el quinto exportador y el segundo productor de armamentos a nivel global detrás de Estados Unidos y desplazando a Rusia en exportaciones principalmente en Asia, África y América Latina. La diferencia entre ambos documentos, de acuerdo al SIPRI, es la falta de información verificable por parte de Beijing y al hecho de que todas las empresas de armamentos de China son estatales.

En el 2017, las empresas de Estados Unidos Lockheed Martin, Boeing, Northrop, Grumman, Raytheon y General Dynamics eran las principales productoras de armamento. Hoy tres corporaciones chinas estarían entre los diez más importantes del mundo como la Industria de Aviación, (AVIC), la Industria del Norte de China (Norinco) y Electronics Technology Group (CETC). Las empresas rusas, en cambio, son las que más habrían caído en ventas en el 2019. Hace una década eran un 12 % menor que Estados Unidos. Hoy la brecha es de casi del 80% y han quedado relegadas empresas para estatales como Almaz Antey, United Aircraft Corporation y United Shipbuilding Corporation. El SIPRI atribuye esa disminución a menores compras en Siria, Venezuela e India y al crecimiento de China como proveedor con tecnología cada día más competitiva y amplia capacidad de financiación.

Las empresas europeas siguen ocupando un lugar destacado en el mercado. Entre las más importantes se ubica la británica BAE System, la trans europea Airbus Group, Leonardo de Italia y Thales y Naval Group de Francia. A diferencia de los europeos y Rusia, las empresas chinas, como las de Estados Unidos, no dependen económicamente del mercado externo. En ambos casos, el grueso de la producción es para sus propias fuerzas armadas. Aun así, el SIPRI señala que las exportaciones chinas de material militar y servicios, se incrementaron en un 310% en las últimas dos décadas. La mayoría provienen de la industria naval a países asiáticos. Los drones chinos es otro rubro en ascenso en particular en Medio Oriente.

El contraste entre la magnitud y prosperidad del negocio de las armas y las secuelas en millones de civiles muertos por guerras y conflictos, pone en evidencia que el comercio de las armas convencionales no debería seguir en las mismas condiciones. A cinco años de la entrada en vigor del Tratado sobre el Comercio de Armas Convencionales, promovido entre otros por Argentina, los resultados para regular la transacción de armamentos son desilusionantes. Es urgente un llamamiento multilateral que ponga freno al creciente gasto militar en el mundo y a las desproporcionadas ventas de armas. La seguridad del planeta no puede seguir en este desenfreno.

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