Columna El Líbero, 31.07.2022 Carlos Portales, exdirector general de la Cancillería
La candidatura de Grossman era una oportunidad única. El jurista es ampliamente conocido en círculos jurídico-políticos internacionales y no necesita una larga campaña para competir. Ya derrotó a Kohen en la elección de la Comisión de Derecho Internacional (CDI) en 2017.
La Cancillería dio a conocer una declaración señalando que no está en condiciones de postular la candidatura del profesor Claudio Grossman para la Corte Internacional de Justicia (CIJ), órgano principal de las Naciones Unidas, en elección extraordinaria a efectuarse el 4 de noviembre próximo en la Asamblea General y en el Consejo de Seguridad.
El razonamiento entregado no ha tenido en cuenta el carácter extraordinario de la elección, que por su naturaleza fue intempestiva, ocasionada por la muerte de un juez, por lo que no pudo haber sido planificada. El juez Cancado Trindade falleció el 29 de mayo y la elección fue convocada el 22 de junio. La fecha de inscripción de candidatos es el 15 de septiembre. Además, las consideraciones sobre falta de planificación, escasez de recursos y votos comprometidos por los países se aplican a todas las candidaturas. Era imposible presentar antes del fallecimiento del juez ninguna candidatura para esta vacante.
Por esas mismas razones, la candidatura de Grossman era una oportunidad única. El jurista es ampliamente conocido en círculos jurídico-políticos internacionales y no necesita una larga campaña para competir. Ya derrotó a Kohen en la elección de la Comisión de Derecho Internacional (CDI) en 2017. En la última elección de la CDI fue la primera mayoría en la Asamblea General, obteniendo más votos que los candidatos argentino y brasilero. El actual candidato brasileño también perdió recientemente la elección del Tribunal sobre El Líbano.
No es efectivo tampoco, como implica la Declaración, que haya una regla que exija la substitución por un nacional del mismo país. Esa práctica, que a veces se ha aplicado, tiene mucho menos fuerza porque el juez brasileño ya había sido reelegido. Se trata de elecciones personales, lo que es la fortaleza de Grossman precisamente. Para más claridad la nota del Asesor Jurídico de las Naciones Unidas a los Grupos Nacionales de junio pasado llama a todos los países a presentar candidatos.
La candidatura argentina fue presentada después del 29 de junio, con el inmediato endoso del gobierno trasandino a su Grupo Nacional -entidad que estatutariamente inicia el proceso en cada país-. La candidatura brasilera fue presentada varias semanas después, en julio. La Cancillería chilena, en cambio, informada desde principios de junio del interés de numerosos juristas y excancilleres por esta candidatura, postergó dos veces la audiencia solicitada por el Grupo Nacional chileno para presentar a Grossman. Se dejó pasar más de 6 semanas, un tiempo valiosísimo, reduciendo las todavía altas posibilidades de una candidatura chilena.
Tampoco la candidatura a la CIJ es incompatible con la candidatura regular al Consejo de Derechos Humanos. Ésta es una candidatura/país y no una candidatura personal como la a la CIJ. La diferencia es que para la Comisión (por 3 años) hay elecciones todos los años para vacantes de países latinoamericanos y del Caribe (2,3 y 3 sillas por año); mientras que para la CIJ (por 9 años) hay elecciones cada 4 o 5 años (en este caso, extraordinaria por 5). Es una oportunidad muy especial, no prevista. Para 2023 ya hay dos candidatos (el propio Kohen y el Embajador Gómez Robledo de México) y seguramente podría haber candidatura a la reelección del juez Robinson u otro caribeño. La siguiente elección sería en 2027, más allá del término del actual gobierno.
Los argumentos entregados por la Cancillería eran casi todas conocidos ya en junio. ¿Por qué la ministra no conversó nunca directamente con el candidato sobre cómo podría enfrentarse esta breve campaña, en circunstancias que los recursos diplomáticos que se dispone este corto período no son muy distintos de los candidatos de los otros países y del amplio apoyo personal de Grossman? ¿Por qué no dio oportuna audiencia al Grupo Nacional? ¿Si la visión era tan clara, por qué no se descartó entonces presentarla desde un inicio, evitando toda la bochornosa discusión creada por la indecisión?
A lo anterior cabe agregar la inapropiada Declaración de la Cancillería que menciona apoyos que Chile ha dado a otros países para conseguir los votos para el profesor Grossman para la Comisión de Derecho Internacional en 2021. No hay antecedentes en nuestra diplomacia de referencias a una circunstancia normal en la práctica diplomática (el intercambio de votos) menos, aparentemente, para justificar la no presentación del candidato a otro cargo de la mayor relevancia para Chile en el sistema internacional. Sorprende también que se hagan públicas las debilidades que proclama la Cancillería para afrontar tal situación. Sin precedentes.
Contrasta esta decisión con la política seguida por ejemplo durante el gobierno de Ricardo Lagos, cuando el presidente, el Canciller y todos los recursos diplomáticos fueron cruciales para la compleja, pero exitosa elección de José Miguel Insulza como secretario general de la OEA en 2005. Otros tiempos, otros líderes.