IHRA, una oportunidad para Chile

Columna
El Mercurio, 17.03.2025
Gil Artzyeli, embajador de Israel en Chile

En los últimos meses, un senador chileno publicó que el candelabro judío de la fiesta de Janucá es un “emblema de muerte”; sinagogas en Santiago y regiones fueron vandalizadas varias veces; una tuitera chilena llamó a boicotear “empresas judías”, y personas con gargantillas de la estrella de David han sido discriminadas en farmacias, librerías y hostales, y uno de estos casos llegó a la agresión física.

Las conductas y actitudes antisemitas no son un tema nuevo ni exclusivo de Chile, pero su ocurrencia se disparó tras la masacre perpetrada por terroristas palestinos el 7 de octubre de 2023. Ese mismo día, cuando ni siquiera habíamos logrado repeler los ataques, se alzaron voces criticando y condenando a Israel. Este sesgo de odio se ha ido exacerbando con el paso de los meses, poniendo en peligro a judíos en todo el mundo, por su apoyo al derecho de Israel a defenderse.

En la escena internacional, los incidentes antisemitas también han crecido; sin embargo, la reacción de las autoridades de países democráticos ha sido contundente, condenando y enfrentando enérgicamente todo tipo de discriminación, incitación y violencia contra los judíos.

Hace 25 años, con el objetivo de preservar la memoria de las víctimas del nazismo, nació la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA). Hoy, 35 países democráticos que avalan los DD.HH. forman parte de este foro global voluntario y no vinculante, destacando entre ellos EE.UU., Canadá, Alemania, Francia, Suecia, España y Argentina. Incluso Irlanda, uno de los países más críticos a Israel, acaba de adoptar la definición de antisemitismo de IHRA. Además, otros seis países son observadores en esta alianza, entre ellos Brasil y Uruguay, y también hay socios permanentes como ONU, Unesco y la Unión Europea. Justo cuando se conmemoran 80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial, Israel ha sido elegido para presidir IHRA durante el próximo período de un año.

Uno de los aportes más relevantes de IHRA ha sido la elaboración de una definición que facilita la identificación de conductas y discursos antisemitas. Así, por ejemplo, se considera antisemita aplicar un doble estándar al pedir a Israel un comportamiento no esperado ni exigido a ningún otro país democrático, y también se considera antisemita establecer comparaciones entre la política israelí y la de los nazis. La definición no limita de ninguna manera criticar a Israel como a cualquier otro país.

Aunque en Chile han aumentado los incidentes de acoso a israelíes y judíos, estos vienen de parte de unos pocos antisemitas, y a pesar de que no reflejan el sentir mayoritario de los chilenos, igualmente dañan la imagen y el buen nombre del país.

Hace 80 años, dos chilenos arriesgaron sus propias vidas para salvar a cientos de judíos de la persecución nazi en Francia y Rumania. Ellos, la trabajadora social María Edwards McClure y el diplomático Samuel del Campo, fueron distinguidos por Yad Vashem como “Justos entre las Naciones”, en reconocimiento a sus acciones heroicas.

Hoy combatir el antisemitismo no implica arriesgar la vida. Solo se requiere un compromiso moral, social e institucional. El mundo democrático ha encontrado en IHRA un marco de referencia, e invitamos a Chile, país democrático que avala los DD.HH., a sumarse a este esfuerzo global.

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