Jared Kushner, el yernísimo

Perfil
El Mundo, 03.04.2017
Pablo Pardo
  • El asesor del presidente visita Irak en una exhibición de su creciente influencia en la Casa Blanca

Donald Trump con su yerno y asesor Jared Kushner, en la Casa Blanca. REUTERS

¿Con quién hay que hablar en la Casa Blanca? ¿Con Steve Bannon, el ultranacionalista asesor jefe de Trump? ¿Con Reince Priebus, su jefe de gabinete y presunto enlace con el 'aparato' republicano? ¿Con el conservador fiscal general Jeff Sessions, uno de los primeros políticos de peso que apoyó a Trump y que tiene a su cargo el Departamento de Justicia?

Con ninguno de ésos. "El único con el que hay que hablar es con Kushner. Él es el único capaz de puentear a todos los demás y llegar sin problemas directamente a Trump". Así lo resume el máximo representante diplomático de uno de los principales socios de EEUU. Jared Kushner, el yerno de Donald Trump, es la persona más influyente en la Casa Blanca.

A sus 35 años, el marido de Ivanka es asesor 'senior' del presidente, y su diplomático en la sombra, como demostró ayer plantándose en Irak, a donde llegó acompañando al jefe de la Junta de Jefes de Estado Mayor de EEUU, el general Joseph Dunford, en toda una exhibición de poder.

Y eso que poder no le falta al yerno. Su lista de tareas marea. Es enviado especial para el conflicto árabe-israelí porque, como le dijo su suegro, "si tú no puedes llevar la paz a Oriente Medio, nadie puede". Es enviado especial para México. Está encargado de reformar el sistema penal de EEUU, el país con más presos del mundo. Y, desde la semana pasada, preside un grupo para modernizar la Administración Pública en el que se sientan luminarias de Silicon Valley de la talla del presidente y consejero delegado de Apple, Tim Cook; el fundador de Microsoft y filántropo Bill Gates; y el fundador, presidente, y principal accionista de la empresa de coches eléctricos Tesla y del fabricante de cohetes SpaceX, Elon Musk.

Por si eso fuera poco, en los ratos libres que le estén quedando en Bagdad, Kushner, estará coordinando la 'cumbre' entre Trump y el presidente chino Xi Jinping. Porque el yerno es, también, enviado especial de Trump para China.

No acaban ahí los trabajos de este neoyorquino de 35 años que fue admitido en el año 2.000 en Harvard porque su padre había donado a esa universidad 2,5 millones de dólares (2,35 millones de euros) dos años antes, según cuenta el periodista del Wall Street Journal Daniel Golden en su libro El precio de la admisión, en el que recoge una serie de reportajes sobre las universidades de élite de EEUU que le valieron el Premio Pulitzer. Jared Kushner tiene un patrimonio de 741 millones de dólares (696,5 millones de euros) en 226 sociedades diferentes, para reducir el pago de impuestos, según ha calculado el diario New York Times basándose en la información hecha pública por la Casa Blanca el viernes de la semana pasada.

Así que, si usted es jefe y sus subordinados se quejan de que tienen mucho trabajo, dígales que es peor ser yerno de Trump. Claro que ésa es la principal cualificación de Kushner: ser yerno de Trump. Su experiencia en política internacional es cero. Lo único que tiene son conexiones. Así lo dejó claro el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en su visita a la Casa Blanca el 16 de febrero: "Conozco a Jared desde que era así de pequeño, bueno, en realidad siempre fue muy alto".

Lo que más tiene Kushner son conexiones. Hijo de una familia de promotores, como los Trump, que vivía de contratos dados por el Partido Demócrata de Nueva York y New Jersey, como los Trump, el historial político de este judío ortodoxo que recoge a sus hijas en persona muchos días en el Centro Judío del barrio de Dupont Circle, en Washington, es nulo. Su familia no tiene tradición política. De hecho, su padre Charles, estuvo en la cárcel durante dos años por donaciones ilegales al Partido Demócrata, evasión fiscal, fraude documental, y hasta por pagar 25.000 dólares (23.500 euros) a dos prostitutas para que tuvieran relaciones sexuales con su yerno, que él grabó en vídeo para poder chantajearle.

Al igual que su yerno y su padre, Jared es un empresario al que le gusta ir a lo grande y correr riesgos. El más brutal fue comprar a crédito por 1.800 millones de dólares (1.690 millones de euros) un rascacielos en Nueva York junto a la catedral de San Patricio. Ha sido una ruina. Tan es así, que la familia Kushner necesita un socio que lo rescate.

Y ahí ha llegado la empresa china Anbag, muy bien conectada con el Gobierno de Pekín, dispuesta a pagar una plusvalía del 60%, en una transacción que reportaría 400 millones de dólares (376 millones de euros) a los Kushner. Era capitalismo de Estado al más alto nivel. Hasta que llegó la ética. La semana pasada, cuando la operación estaba casi cerrada, el escándalo ocasionado por lo que parecía un conflicto de intereses de dimensiones cósmicas obligó a suspenderlo. Tal vez el jueves y el viernes en Mar-a-Lago Donald Trump y Xi Jinping encuentren otra forma de echar un cable al atareado Jared.

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