Columna La Tercera, 07.03.2024 Carolina Valdivia, abogada, exsubsecretaria de RREE e investigadora del CEP
La decisión del gobierno de no invitar a Israel a la FIDAE merece un detenido análisis, considerando especialmente sus posibles consecuencias.
Un primer nivel muestra que fue una determinación eminentemente ética. Para parte importante de nuestra sociedad, la sola presencia en Chile de compañías israelíes que fabrican los armamentos que han causado la terrible situación humanitaria en Gaza, es inaceptable. Así, la decisión del gobierno sería razonable y se ajustaría al tradicional principio de nuestra política exterior de respeto a los DD.HH. A este argumento se agrega, como me alertaban expertos, que la presencia de Israel en la FIDAE podría implicar, inclusive, riesgos para la seguridad de la propia Feria, incentivando acciones de protesta en contra de esas compañías.
Sin embargo, la discusión debe ser más rigurosa, poniendo en la balanza otros factores.
Teniendo Israel una de las industrias de defensa más poderosas del planeta, por años ha sido un proveedor clave de nuestras FF.AA. suministrando equipos y armamentos, su mantención y modernización. Israel también participa en la implementación del sistema satelital de Chile, indispensable para tener un control acabado de nuestro territorio. Asimismo, empresas israelíes prestan servicios a compañías bancarias, financieras y logísticas chilenas, destacando el área de ciberseguridad, donde Israel lidera.
Esta estratégica red de intereses adquiere aún más relevancia en un escenario internacional en que los grandes actores están inmersos en una nueva carrera espacial y han incrementado de forma exponencial sus gastos de defensa, buscando insaciablemente proveedores para ambas industrias.
Para quienes han querido asimilar la decisión del presidente Piñera de excluir a Rusia de la Fidae 2022, es importante aclarar que los vínculos con Chile eran menores, sin que ninguno de los amplios y, a veces contradictorios, intereses de nuestro país fuesen puestos en riesgo. Nada de esto se observa con Israel, no obstante fundarse en el mismo principio.
Habitar un mundo en que los principios de política exterior fuesen el único parámetro para adoptar decisiones, sería una bendición, pero la historia enseña que debemos actuar bajo el frío manto de la realidad. Chile, en solitario, carece de herramientas para detener la catástrofe en Gaza. Pero, al contrario, el cúmulo de gestos y reproches que ha desplegado el gobierno en contra de Israel, sí pueden terminar perjudicando a nuestro país. En 2023, Israel suspendió sus exportaciones de defensa a Colombia en respuesta a declaraciones de Petro. Nada impide que adopte similar decisión con Chile. Si esa fuese la consecuencia, ¿cómo aseguraremos nuestro suministro en material de defensa o satelital en un mundo que está -parafraseando a El País- preparándose para la guerra? ¿Cómo se verá expuesto el sector productivo nacional? ¿Buscaremos cooperación en defensa con Irán, como Bolivia, o con Rusia, como Venezuela? Son preguntas mayores que exigen un debate y una respuesta a la altura.