La UE y Chile: socios clave en la acción climática

Columna
El Mercurio, 14.10.2021
León de la Torre Krais, embajador de la Unión Europea en Chile

Desde hace décadas, la comunidad científica viene señalando la necesidad de tomar medidas contundentes para enfrentar el cambio climático. El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) expuso que la acción humana ha provocado un aumento significativo de la temperatura global, con consecuencias que a estas alturas son inevitables e incluso irreversibles. Somos testigos de cómo la subida del nivel del mar o la mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos están afectando drásticamente a la sociedad. Sin ir más lejos, en Chile los incendios forestales y la crisis hídrica están alcanzando nuevos récords cada año, con graves repercusiones ecológicas, económicas y sociales a nivel nacional.

Aunque el cambio climático no discrimine entre países, las comunidades más vulnerables son las más expuestas y las menos capaces de hacer frente a sus consecuencias. Se proyecta que, en las próximas décadas, millones de refugiados climáticos se verán obligados a abandonar sus hogares debido a los daños provocados por los desastres naturales. De aquí a 2030, la crisis ambiental podría sumir a 100 millones de personas en la pobreza, destruyendo gran parte del progreso en la lucha contra la desigualdad.

Sin embargo, los próximos años serán claves para hacer frente a este desafío. Tenemos una ventana de oportunidad única para tomar medidas que permitan frenar a tiempo y mitigar los impactos del cambio climático. Según el IPCC, mantener el aumento de la temperatura por debajo de los 1,5 °C solo es posible si reducimos drásticamente las emisiones de CO{-2} y otros gases de efecto invernadero. Para alcanzar este objetivo debemos reforzar la acción climática internacional e implementar —urgentemente— políticas públicas que incentiven la creación de empleos verdes, las cadenas de valor sustentables y la transición energética.

Con el Acuerdo de París, la comunidad internacional se comprometió a limitar el calentamiento global por debajo de los 2 °C. Desde entonces, la Unión Europea se ha propuesto liderar la acción climática a nivel internacional, estableciendo ambiciosas metas de mitigación y adaptación, incluyendo lograr convertirse en el primer continente climáticamente neutro hasta 2050, tal y como está establecido en el Pacto Verde Europeo. Complementariamente, en junio de 2021, la Unión y sus Estados Miembros adoptaron la Ley Europea del Clima, que consagra el objetivo de reducir en un 55% las emisiones netas de gases de efecto invernadero a 2030 (en comparación con los niveles de 1990).

Al igual que la Unión Europea, Chile también se ha propuesto alcanzar la neutralidad climática para 2050. Dado que ambos somos socios estratégicos en la lucha contra el cambio climático, la UE —a través de su programa Euroclima+— ha respaldado a Chile desde 2019 en su rol de presidencia de la COP25, realizada en Madrid. Esto ha incluido el desarrollo de iniciativas con diversos actores, a nivel nacional y latinoamericano, para fortalecer la acción climática en ámbitos estratégicos, como son transición justa y empleos verdes, ciencia y políticas públicas, género, pueblos indígenas, jóvenes, y economía circular, entre otros.

Al mismo tiempo, las empresas europeas han sido importantes promotoras e inversionistas en la producción chilena de energías renovables, participando también en varios proyectos piloto de producción de hidrógeno verde, industria que cuenta con un gran potencial para la transformación energética y la descarbonización de las economías. Chile es pionero a nivel regional en el desarrollo del hidrógeno verde, y puede convertirse en una potencia para su exportación. Creemos que las condiciones favorables en Chile para producir energías renovables, junto con la oferta tecnológica europea y nuestros objetivos compartidos de acción climática, representan una oportunidad única para una cooperación fructífera.

Tanto Chile como la UE creemos firmemente que el crecimiento económico puede ir de la mano con la lucha contra el cambio climático. La COP26 en Glasgow será esencial para seguir avanzando y robustecer las alianzas entre el sector público, el sector privado y la sociedad civil. Esta década es clave para el futuro de nuestro planeta, por lo que debemos ir más allá de las promesas y definir acciones concretas, con el objetivo de cumplir las metas climáticas que nos hemos propuesto y asegurar la sostenibilidad para las futuras generaciones.

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