Carta La Tercera, 11.02.2022 Ricardo Concha G., embajador (r)
Hizo bien Agustín Squella al proponer una jornada de reflexión para la Convención Constitucional. Qué duda cabe que algo de esa laya se hacía más que necesario ante los excesos que se verifican en dicha instancia.
De hecho, lo lógico era que todo el quehacer convencional, desde su inicio, hubiese estado caracterizado por la reflexión y la búsqueda de consensos. Era lo que esperaba la gran mayoría de los chilenos cuando optó por darse una nueva Carta Magna que, como se nos dijo, sería la “casa de todos”.
Squella, al igual que muchos otros, parece haber percibido, con especial preocupación y estupor, cómo muchas de las propuestas aprobadas recientemente en comisiones resultan casi distópicas, extremadamente radicales y desmesuradas. V. gr., María Rivera sobre la Asamblea Plurinacional, entre otras.
En suma, si bien Squella merece ser respaldado en su iniciativa, me temo que esta puede ser ya un tanto tardía e insuficiente. Al interior de la Convención existen grupos radicalizados e irreflexivos que, al parecer, únicamente les interesa levantar “la casa de ellos”. Solo queda esperar que en el plenario predomine el espíritu reflexivo que oportunamente propuso Squella y que, obviamente, hoy brilla por su ausencia.
