‘Lo que le ocurre hoy a la diplomacia boliviana no le pasó ni en las peores dictaduras’

Entrevista (Javier Viscarra, exdiplomático boliviano)
Página Siete, 24.12.2022
Juan Pérez Munguía

El diplomático realizó observaciones al servicio exterior del país y planteó sendas por las cuales se puede reconducir el servicio diplomático nacional. Recomienda dejar el ostracismo y abrirnos al mundo.

Javier Viscarra, diplomático y exfuncionario de la Cancillería, señala que el servicio exterior nacional pasa por su peor momento. Asegura que lo que acontece hoy por hoy no pasó “ni épocas de la dictadura militar”.

Viscarra, en entrevista con Página Siete, hizo varias observaciones a la conducción de la política exterior del país. Además, habló de la necesidad de reconducir el servicio diplomático para beneficio de Bolivia.

 

Se planteó que debería haber un servicio diplomático institucionalizado, ¿cuál es su opinión al respecto? ¿Cómo debería darse ese proceso?

El país requiere iniciar una fuerte incursión en los diversos procesos de económicos, debemos dejar el ostracismo al que nos ha sometido la ideologización de nuestras relaciones internacionales y abrirnos al mundo.

No somos ni observadores en el mecanismo de integración económica y comercial de la Alianza del Pacífico, en el que Perú, Chile, Colombia y México negocian con uno de los mercados más importantes del mundo como es el asiático.

 

¿Cómo debería ser la reestructuración de la Cancillería?

Se puede trabajar en base a muchos de los actuales profesionales diplomáticos, pero sobre todo, en el marco de la Ley 465, que es muy clara. Es urgente replantear el retorno a la institucionalización de Cancillería y contar con un cuerpo diplomático serio.

También considero que no se debe aferrar al centralismo secante y dejar de pensar que solo en La Paz están los diplomáticos. Existen profesionales en todo el país. En Santa Cruz, algunas universidades ofrecen la carrera de Relaciones Internacionales.

 

¿En qué gobierno considera que estuvo en su peor momento la situación el servicio exterior?

El tema no pasa por la cabeza del Gobierno, sino por la mirada desde Cancillería y el peor momento es el del actual ministro Rogelio Mayta, que no le hace nada bien al gobierno del presidente Luis Arce. Lo que le ocurre hoy a la diplomacia boliviana no le pasó ni en las peores dictaduras militares.

 

Bolivia se abstuvo de votar en contra de la guerra a Ucrania, ¿cómo nos deja ese tipo de acciones a nivel internacional?

Es preocupante el estrabismo que sufre la diplomacia boliviana, por un lado, nos reputamos de ser un país pacifista, tal como lo dice nuestra Constitución y, por el otro lado, nos abstenemos de censurar la agresión de un país a otro.

Otra vez caemos en el sometimiento que nos imponen ciertos actores internacionales. Estas potencias nos usan cuando quieren nuestro voto en los foros internacionales y lamentablemente nuestra Cancillería se somete y vota en su favor.

 

Bolivia no votó en contra de Irán en la ONU, por las represiones a las recientes protestas. ¿Ese tipo de acciones le pasarán factura a país en la escena internacional?

Bolivia debió elevar con claridad su indignación por la muerte de una joven, por el hecho de no usar correctamente el velo que cubría su cabeza. Ha sido tan fuerte la presión internacional que Irán ha terminado por reconsiderar la continuidad de su policía moral.

 

¿Qué opina de la postura de Bolivia sobre la crisis en Perú?

Creo que aquí se trata de una lectura incompleta de los hechos, otra vez más influenciada por una línea política que por hechos concretos.

Habernos sumado al comunicado conjunto de México, Colombia y Argentina para decir que el exmandatario peruano era ‘víctima de un antidemocrático hostigamiento’ ha sido una decisión poco afortunada.

 

¿Qué diferencia hay entre la Academia Diplomática de antes con la actual?

La primera diferencia es que antes había Academia Diplomática, hoy no. Antes se buscaba la excelencia de la formación con convenios con las principales universidades para que la malla curricular fuera reconocida.

Hoy la formación se reduce a contadas horas en cursos que dicta la Escuela de Gestión Pública Plurinacional, para que los ‘nuevos diplomáticos’ ejerzan funciones en el servicio central y en nuestras embajadas. Demás está decir el resultado que se espera de tamaña improvisación.

 

¿Fue un error judicializar el tema mar?

Considero que el mayor error fue no mirar el panorama general de las relaciones y el derecho internacionales público que, probablemente, no estaba listo para admitir este nuevo derecho internacional en el que Bolivia fundamentó su demanda.

Pero no fue solo esa falta de mirada, también fue el no haber continuado explorando otras alternativas diplomáticas, en lugar de someter nuestra causa marítima a la judicialización, solo por los dictados de la política interna del país.

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