Los kurdos y su lucha por la independencia

Columna
OpinionGlobal, 06.10.2017
Isabel Undurraga  M., historiadora (PUC) y columnista OG
  • Recientemente se han celebrado dos referéndums, ambos igualmente relevantes,  apuntando a la independencia: en Cataluña y en el Kurdistán

Europa, con su secular tendencia a volcarse sobre sí misma, sigue con atención y preocupación el asunto de Cataluña. Pero esta vez es entendible: un peligro real acecha sobre ella ante el temor de que Flandes (Bélgica), el norte de Italia, Chipre, los vascos en el norte de España y sur oeste de Francia y, particularmente Córcega (Francia), entre otros, pudieran sentirse apoyados en sus viejas ansias de independencia con lo sucedido en España.

De la consulta kurda, solo han aparecido unas pocas líneas en las que se destaca, básicamente, que algo más del 90% de los convocados a votar respondieron afirmativamente.

La Unión Europea necesita imperiosamente a las Fuerzas Armadas kurdas para frenar a los milicianos del Estado Islámico. Pero no ha sucedido lo mismo con Turquía, Irak, Siria e Irán, estados que tienen motivos de sobra para mirar con alarma el referéndum kurdo. Después de todo, el Kurdistán se asienta en sendos espacios territoriales de esos cuatro países (ver mapa), sin contar con que -por una parte- cuenta con importantes reservas de petróleo y -por la otra- que ha surgido un fuerte aliado: Israel, la bestia negra para el cuarteto arriba mencionado, al que le está vendiendo crudo y gas. Además, China está muy interesada en hacer negocios allí, por lo que hace muy poco abrió un consulado en Erbil (Irak), la capital del Kurdistán.

¿Desde cuándo y por qué aspiran los kurdos a su independencia? Los kurdos conforman uno de los tantos pueblos indoeuropeos que emigraron desde Asia aproximadamente por el 2500 A.C. en dirección al poniente, al igual que lo hicieron los eslavos, celtas, hititas, persas, armenios y varios más. Son arios y de tez blanca. Se establecieron en la región montañosa del norte de Asia Menor (actual Turquía) donde fueron forjando a través de los siglos una fuerte identidad propia al mantener sus costumbres, tradiciones, creencias e idioma, a lo cual contribuyó precisamente el estar rodeados de cordones montañosos.

A través de los siglos los kurdos han visto pasar distintos imperios y naciones: por nombrar algunos, Persia, Alejandro Magno, Roma, los turcos. Estos últimos también vinieron desde Asia y al derrotar a Bizancio, dieron origen al imperio Otomano, el que abarcó una enorme extensión territorial desde lo que hoy es Turquía y todo el Oriente Medio, Egipto, hasta lo que actualmente es Yemen en el extremo sur de la península arábiga. En ese espacio y contexto quedaron reunidos los kurdos, en una relativa paz.

El pueblo en cuestión tiene una población calculada ente 40 y 50 millones de personas, así como un enorme, aguerrido y disciplinado ejército integrado por varones y mujeres, los permeshgas, e idioma: el kurdo, al que se le suman varios otros dialectos. Las reservas de petróleo en su región les brinda en la actualidad una cómoda autosuficiencia. manteniendo en paralelo una economía basada en la agricultura. Su capital es la moderna ciudad de Erbil en Irak. Cuando quedaron integrados al imperio Otomano, se convirtieron a la fe musulmana, decantándose por la rama sunní del Islam.

Pero hay que aclarar que su fe religiosa la llevan sin el extremismo común a otras sociedades islámicas. Un buen ejemplo de ello es la libertad de que goza la mujer kurda: sin velo, sin burka, y teniendo igualdad con los varones nada menos que en la composición del ejército.

Mujeres kurdas integrantes de las Fuerzas Armadas del Kurdistán

Los kurdos llevaron una existencia sin mayores sobresaltos con la potencia otomana dominante hasta el término de la Primera Guerra Mundial, momento en que Gran Bretaña y Francia dividieron al vencido imperio, concediéndole la independencia a armenios, kurdos, turcos y árabes, la que resultó muy frágil al durar apenas tres años. Y lo que podría haber sido un  Kurdistán independiente se encontró dividido entre Turquía, Irak, Siria e Irán, países todos que anteriormente no existían como tales (excepción de Turquía) y que quedaron bajo la esfera de influencia de las dos potencias europeas antes mencionadas. Es a partir de ese momento, que los kurdos se comienzan a plantear seriamente su independencia.

Tanto en Turquía como en Irak, Siria e Irán, han seguido caminos diametralmente distintos, los que van desde la lucha armada a la participación política. Con Ankara mantienen una pésima relación, negándose el gobierno turco a reconocerles su autonomía, pero teniendo que admitir dentro de sus fronteras al muy activo y opositor PPK o Partido de los Trabajadores Kurdos, al que reprime constantemente con mano dura. En Irak, con el que también tienen una mala relación, dado que dicho país no se resigna a que la mayor parte del petróleo kurdo se encuentre en su territorio, han tenido participación política en determinados períodos. Al respecto no hay que olvidar la persecución sin contemplaciones a  la que los sometió Sadam Hussein durante su oprobioso régimen.

Al día de hoy, los kurdos son un actor gravitante en el convulso escenario del Oriente Medio, sobre todo porque son los únicos que con su ejército logran mantener relativamente contenido al Estado Islámico (Daesh o ISIS). Al contrario, por ejemplo, de lo que sucede con el ejército iraquí, sumido en el desorden y la corrupción que permea a todo el país. De allí que constituya un elemento indispensable para Occidente, que -junto con Rusia- está seriamente implicado en la larga y desgastante guerra civil en Siria.

Habrá que esperar ahora la reacción de los cuatro países donde pretende asentarse el Kurdistán, para ver cuál será el curso de la demanda kurda por su independencia. No sería extraño que los estados implicados, particularmente Turquía en su gesta por un neo-imperio otomano, vuelvan a reprimir a este esforzado pueblo y Occidente de vuelta la cara.

No hay comentarios

Agregar comentario