Margot Honecker

Carta
El Mercurio, 10.05.2016
Víctor E. Farías S., doctor en historia, ex profesor (U. Libre de Berlín) y escritor

El Reich de Hitler tenía 80 millones de habitantes. La así llamada República Democrática Alemana no alcanzaba los 20 millones. Para darse cuenta del grado de represión comunista debe saberse que la policía política nazi (Gestapo y SD) contaba apenas con la mitad de agentes con que contó la siniestra Stasi para oprimir al tercio de la población total alemana.

En este régimen de terror, el ministerio regentado por Margot Honecker efectuó más de 1.300 raptos de niños, hijos de disidentes jóvenes. Los padres eran declarados "traidores al Estado Socialista", eran encarcelados y por ello perdían simultáneamente sus trabajos. Con ello, el derecho a conservar a sus hijos.

A las dos o tres de la mañana aparecían entonces los agentes de la Stasi para robarlos e internarlos en "hogares socialistas" en que vivieron durante años. Muchos de los padres y los niños caían en las peores depresiones. A veces se quitaban la vida. En la decadencia del régimen muchos muchachos intentaban la fuga. Entonces la ministra ordenó a los guardias de los "hogares" el uso de metralletas. En estos días cientos de abogados están encontrando toda la documentación de cada caso. Padres e hijos se suelen reencontrar, pero muchas veces su estado mental hace imposible volver a recuperar lo que la monstruosidad comunista destruyó. Este era, en efecto, "el socialismo real".

Cuando en nuestro país algunos personajes agradecen la "solidaridad" de Margot Honecker, uno debe pensar en la despreciable moralidad de quienes lo hacen. Ellos sabían, todos, perfectamente lo que ocurría en el país que los recibió tras su aventura irresponsable. Cuando desde sus institutos hablan de derechos humanos, los chilenos deben ser prevenidos. A tiempo.

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