Naciones Unidas: entre éxito y decepción

Columna
Los Tiempos, 27.10.2015
Stanislaw Czaplicki C., comunicador social boliviano

Las Naciones Unidas cumplen 70 años. El sistema fue fundado el 24 de octubre de 1945 por los 46 países vencedores de la Segunda Guerra Mundial. La organización de vocación universal cuenta hoy en día con 193 Estados miembros o sea virtualmente todos los Estados del mundo. Considerado a veces como un gobierno mundial, las NNUU funcionan sólo en base a un equilibrio de poderes y principio de consenso. Desde un principio las NNUU han tenido un rol fundamental en el proceso de descolonización y sobre todo en prevenir los horrores de la guerra y la amenaza de la bomba atómica que pesaba sobre el planeta en los tiempos de la guerra fría. Estos tiempos pertenecen ya al pasado y hoy los desafíos son otros.

Las Naciones Unidas fue primero un ideal.  Un ideal del mundo sin guerra, en paz y armonía. Pero el propósito  de preservar la paz en el mundo es muy difícil de lograr. En los últimos conflictos armados como son los de Irak, Afganistán, Ucrania, Siria así como la guerra contra el Estado Islámico las Naciones Unidas han fallado más de una vez. La vergonzosa inacción de la organización durante el genocidio en Ruanda o la falta de resolución del conflicto israelí-palestino por la sistemática oposición de los Estados Unidos son los dos ejemplos más patentes de sus limitaciones y una de las críticas muy fuertes para las NNUU.

El segundo propósito de las NNUU es realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales y contribuir al desarrollo de los países. Existe una gran descoordinación, duplicidad y fragmentación entre diferentes agencias, oficinas, programas. Para monitorear el progreso las NNUU han promovido los ODM, los Objetivos de Desarrollo del Milenio adoptados en 2001 como un instrumento de planificación y monitoreo en importantes áreas de desarrollo social: erradicación de la pobreza, educación primaria universal, equidad de género, reducción de la mortalidad infantil, mejora de la salud materna, combate del VIH/SIDA, eliminación de la malaria y otras enfermedades, sostenibilidad del medio ambiente e implementación de las alianzas para el desarrollo. Es un paso adelante, pero falta de una clara definición de las responsabilidades dificulta su aplicación práctica.

Las NNUU han recibido muchas críticas sobre su carácter burocrático, lentitud, ineficiencia y gasto excesivo.  Durante sus 70 años de vida, las 17 agencias especializadas, 14 fondos y el Secretariado con 17 departamentos empleando 41.000 personas, han gastado medio trillón de dólares. Se critica también que los puestos se distribuyen no en función de los méritos, sino por presiones políticas.

Un llamado para la reforma de las NNUU no se cumple. Hace una década las NNUU han lanzado un proceso llamado Undaf que pretendía armonizar a nivel de cada país los programas de cooperación de las agencias de tener una sola oficina y coordinación única, pero la fuerza de la inercia y la resistencia de las diferentes agencias era más fuerte que los deseos de cambio. Estos esfuerzos tendrían que volverse más radicales. La Carta de las NNUU debería ser escrita de nuevo a la medida del mundo que es a la vez más interdependiente, más contradictorio y con orden mundial actual cada vez más cuestionado.

Las NNUU no son peores ni mejores que los estados miembros que los componen. Más bien los logros de las NNUU son impresionantes aunque imprecisos. El progreso en el desarrollo humano durante el siglo 20 fue espectacular y las agencias de las Naciones Unidas han ayudado al mundo volverse un lugar más hospitalario y viable para millones. Personalmente creo que pese a todas las imperfecciones no existe en el mundo de hoy alternativa para las NNUU. Las tensiones entre los gobiernos occidentales, que la ven como sobredimensionada e ineficiente y los países en vías de desarrollo que la ven como antidemocrática y dominada por los países ricos siguen paralizando la necesaria reforma.

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