No más oxígeno a Maduro

Columna
Opinion Global, 08.08.2024
Juan Salazar Sparks, embajador (r) y editor

A partir del descarado fraude electoral realizado y, a continuación, con la violenta represión de los opositores, el régimen venezolano mantiene a la región sumida en total incertidumbre. Dictaduras y populistas afines (Bolivia, Cuba, Honduras y Nicaragua) han apoyado el fraude de Maduro, mientras que otros siete países democráticos (Argentina, EEUU, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Panamá, Perú y Uruguay) reconocen como presidente electo al opositor Edmundo González Urrutia. El siempre débil y cauteloso Chile está a la espera de cómo evoluciona la situación, aunque lo más probable es que, tanto gobierno como Cancillería, se limiten a enunciados retóricos sin llegar a pronunciamientos claros. Y, un extraño y disonante trío compuesto por Brasil (Foro de Sao Paulo), Colombia (chavista) y México (Grupo de Puebla), procura ejercer una mediación para ganar tiempo y salvar al tirano venezolano.

En efecto, la jugada encabezada por Lula consistiría en presionar por un acuerdo entre la dictadura chavista y la oposición democrática para anular la votación del 28 de julio y repetir la contienda presidencial a fin de año. Con ello, no solo se desconoce la masiva victoria lograda por González Urrutia, sino que crea un peligrosísimo precedente de validar los fraudes electorales: anular elecciones cuando se pierden. Sirve también para que Maduro gane tiempo.

Lo único que corresponde hacer ahora es confirmar la expresión de la voluntad popular venezolana, que votó por una inmensa mayoría a Edmundo González como presidente electo. A partir de allí, los gobiernos de la región debieran apoyar un proceso de transición política en Venezuela, negociando la entrega del poder por parte de Maduro a cambio de la seguridad futura de los jerarcas chavistas (¿amnistía?). De no proceder así, se habrá ratificado, una vez más, la dictadura en ese país, con todas las consecuencias que ello conlleva en el resto de la región: refuerzo de las dictaduras de Cuba y Nicaragua, así como una nueva ola de migración masiva venezolana. En el caso de Chile, no se puede descartar además la acción de operadores políticos o agentes chavistas en nuestra política interna vía sus contactos con el partido comunista chileno.

Con la derrota electoral, Maduro ha sufrido una severa crisis de legitimidad y la oposición se encuentra más unida y fuerte que nunca. Sin embargo, y a pesar de su aislamiento, el chavismo todavía cuenta con algunos apoyos críticos: las fuerzas armadas y la inteligencia cubana (en lo interno), así como Rusia y China (en lo externo). Para contrapesar estos actores antidemocráticos, el apoyo de la comunidad internacional al binomio González-Machado es fundamental. Por ello, no más oxígeno a Maduro.

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