Omán: un país y un islam diferente

Columna
El Deber, 23.04.2017
Agustín Saavedra Weise, economista y politólogo boliviano, ex ministro de RREE

El islam tiene tres ramas principales: suní (alrededor del 90% de todos los musulmanes), Shia (alrededor del 9%) e ibadí (0,2%). El sultanato de Omán -en el extremo sur de la península arábiga- tiene la única población ibadí en el mundo que es mayoritaria. Al ser tan pequeños los ibadíes en el contexto mucho más grande del islam, Omán trató siempre de mantenerse alejado de los conflictos religiosos entre musulmanes. En la actualidad, con una guerra civil que asola al vecino Yemen, Omán es un oasis de calma y el llamado “yihadismo” es hasta el momento inexistente. El Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD) nombró a Omán como el país que más había mejorado durante los últimos 40 años. Según índices internacionales, Omán es uno de los países más avanzados y estables del mundo árabe.

Omán fue en el pasado un protectorado británico, fuertes lazos militares y políticos lo unen con el Reino Unido y con los Estados Unidos. Omán sigue siendo una monarquía absoluta, pero el Sultán de Omán le otorgó al parlamento algunos poderes legislativos y de supervisión. Sobre 309.000 km2 viven un poco más de cuatro millones de seres, con un ingreso per cápita superior a los $us 43.000, cifra muy superior a la de Bolivia en el rubro. El país explota sus ingentes reservas de gas natural y de petróleo.

Omán ha inducido una mundanidad cosmopolita y no la insularidad. Sus líderes han sido formados en universidades inglesas y norteamericanas. Han modernizado e introducido pautas de alta tecnología, aunque sí mantienen algunas costumbres ancestrales y sus poderes absolutos. Llegó un momento en que aún la esclavitud era legal en Omán, pero fumar en las calles ya no lo era… El liderazgo omaní percibió que ni la pobreza ni la ignorancia les aseguraban su continuidad al mando, pero el progreso y la abundancia sí podían hacer eso posible. Vino entonces la modernización. Un país otrora cerrado a todos es ahora fácil de acceso. Por 13 dólares se  compra un visado en el aeropuerto.

La belleza natural de Omán se ha hecho un destino para occidentales de gama alta y ecoturistas. Su capital -Muscat- aparece como uno de los mejores “tours” posibles entre las urbes del planeta. Omán ha alcanzado un desarrollo notable y tiene electricidad hasta en pueblos remotos; además, su alfabetización es elevada (91% de la población) pues dispone de muchos colegios y escuelas. Una dictadura benevolente gobierna a este tranquilo estado que se encuentra cerca en la geografía -pero lejos en su accionar y pacífica forma de ser- de las crueles luchas que asuelan a otras regiones islámicas del Medio Oriente.

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