Paraguay

Columna
El Líbero, 17.06.2023
Fernando Schmidt A., embajador (r) y exsubsecretario de RREE

Hace pocos días participé en un webinar organizado conjuntamente por el CEBRI (Centro Brasileño de Relaciones Internacionales) y el CARI (Centro Argentino para las Relaciones Internacionales), donde el invitado era el presidente Electo de Paraguay Santiago Peña, que asume el próximo 15 de agosto. Un político muy bien formado y de ideas claras, con visión de futuro, realista y consciente de las oportunidades que su país ofrece a la región y al mundo.

Señaló que para sacar adelante a Paraguay de una pobreza abismante (el ingreso per cápita es la mitad del promedio latinoamericano) y de una economía rentista, el país cuenta con la población más joven de América Latina; con 40 millones de hectáreas; con una situación geográfica ideal para convertirse en un polo logístico, entre otras cosas. El futuro presidente enfatizó que la integración sudamericana debe sustentarse en lo que es posible obtener en el campo económico dejando a un lado cualquier otro voluntarismo. Peña piensa que Paraguay puede diseñar un programa de atracción de inversiones industriales que sea complementaria a la economía de sus poderosos vecinos. Para ello, dice, fuera de la región será necesario poner el foco en políticas públicas y experiencias exitosas basadas en Corea, Taiwán, Israel y Estados Unidos.

Una de las cosas que me llamó la atención fue el reclamo de Peña del tremendo desconocimiento que existe sobre su país en Brasil. ¡Imagino lo que debe sentir respecto de nosotros, donde lo que sabemos sobre Paraguay es comparable a lo que sabemos de Finlandia!

Sin embargo, el presidente Electo está mirando hacia el Pacífico. Sitúa a Paraguay como un cruce de caminos. Por un lado, está la hidrovía Paraguay-Paraná que conecta Brasil con Buenos Aires y Montevideo y, por el otro, la vía terrestre (en avanzado estado de pavimentación) que partiendo desde Porto Murtinho en Brasil llega hasta Iquique atravesando el cada vez más próspero Chaco paraguayo y los estados argentinos de Salta y Jujuy.

Sin desconocer la importancia de Bolivia en cualquier esquema de integración vial apenas llegue el momento, no podemos dejar de ser muy activos en la promoción de este corredor que atraviesa horizontalmente el Paraguay. Se trata de darle un claro apoyo político, económico y de integración.

Políticamente, hay muchas declaraciones de diferentes gobiernos que confirman la prioridad que Chile le otorga al corredor, pero es necesario reiterarlo. Sin embargo, donde debemos colocar mayores esfuerzos es en el terreno diplomático, de las telecomunicaciones, de la promoción económica y en el desmantelamiento de las barreras burocráticas que subsisten.

En el campo diplomático, sería importante tratar que Argentina se sume más activamente al corredor en beneficio de sus provincias del noroeste para las cuales la exportación de sus productos hacia el Pacífico es un atractivo. Esto significa, en concreto, buscar fórmulas viables para construir un nuevo puente sobre el río Pilcomayo y asfaltar las pocas decenas de kilómetros que quedan en la provincia de Salta, lindante con Paraguay. El costo de esta inversión es mínimo comparado con horadar túneles para acceder al Pacífico.

Respecto a las telecomunicaciones, creo que es importante la participación paraguaya en el cable submarino transpacífico Humboldt, proyecto estratégico de nuestra política exterior que permitirá la transmisión de datos desde América del Sur hacia Australia y el Indo-Pacífico, a través de Chile.

En lo económico, mencionemos algunos datos. Por donde transita el corredor Paraguay registra su mayor crecimiento y altos índices de ingreso per cápita. El movimiento de camiones paraguayos en Iquique y otros puertos se ampliaría con la existencia de mejor infraestructura. Sin embargo, nuestra inversión productiva y en servicios en ese país sigue siendo baja: apenas US$ 464 millones

En lo burocrático, el corredor no va a funcionar si no creamos un sistema práctico que permita que una carga llegue al Pacífico con documentos únicos y confiables en todos los puestos fronterizos.

Es muy probable que el presidente Boric acuda a la transmisión del mando presidencial en Asunción como lo aconseja una antigua tradición regional basada en la buena vecindad, el espíritu republicano, el respeto por la democracia paraguaya y la cortesía. Sería bueno que estos temas estén sobre la mesa en aquella ocasión. Además de la dimensión bilateral, también lo aconseja nuestra relación con Brasil.

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