Preguntas incómodas

Columna
El Mercurio, 30.07.2022
Hernán Felipe Errázuriz, abogado y exministro de RREE

¿Qué sucede con la gestión de la política exterior del Gobierno?

Chile está sin embajador en China, segunda potencia mundial, nuestro socio comercial. Tampoco en Brasil, otra potencia global, la única latinoamericana; supera nuestro intercambio con la suma de las restantes economías regionales. Se han cometido gruesos errores, uno sin precedentes: Brasil nos rechazó la solicitud de acreditación.

No hay claridad sobre la disminución del nivel de los interlocutores en el diálogo bilateral.

El conocimiento de la realidad mundial por nuestros gobernantes también está en duda. Parece coincidir con la aberrante propuesta constitucional que concede prioridad a las relaciones con Latinoamérica y el Caribe. Podría entenderse en esas preferencias a Saint Kitts y Nevis, con poco más de 50 mil habitantes, inferior a decenas de ciudades chilenas.

El desconocimiento oficial del panorama mundial se confirma con el reciente acento en Mercosur, desintegrado internamente, con participación declinante en la economía e influencia global. El énfasis en el Mercosur se contrapone con la postergación del Acuerdo con la Unión Europea, TPP11 y otras negociaciones cruciales. A ello se agregan el ideologismo y la incertidumbre sobre el libre comercio, política de Estado seguida por décadas, con probados beneficios para la población, crecimiento económico, imagen e influencia exterior.

Cabe mencionar la desconsideración por la experiencia con Bolivia y riesgos de la afinidad del oficialismo con su gobierno actual y anterior. Lo confirman textos de la propuesta constitucional y compromisos para impulsar, sin adoptar mínimas precauciones, lazos con un gobierno que desconoce tratados limítrofes, demandado en La Haya.

Inexplicable es la negativa de apoyo del Gobierno al jurista Claudio Grossman para la candidatura a la Corte de La Haya. Se desconoció la transversalidad del respaldo nacional. Millones de chilenos lo conocieron por televisión, celebraron la cohesión nacional y sus exitosos alegatos que impidieron a Bolivia su reclamación sobre territorio nacional (hasta se mencionó Antofagasta). Además de prescindir de las opiniones de todos los excancilleres y personalidades de la academia y de la sociedad civil, se menospreciaron el potencial del impugnado candidato y la importancia para Chile de estar representado en el tribunal más importante de la tierra. El descargo oficial de la falta de preparación anticipada y recursos para una elección de esa envergadura puede sugerir incapacidad de la Cancillería para reaccionar con agilidad ante emergencias imprevistas.

Adán podía prescindir de consultas y configurar su relación con el resto del mundo a su manera, solo necesitaba contar con Eva. La dinámica moderna va por otro cauce. El adanismo inconsulto del Gobierno en política exterior provoca daños y muchas inquietantes interrogantes. ¿A dónde vamos a llegar?, me preguntan. No lo sé y es de temer.

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