TPP11: bueno para Chile

Columna
El Mercurio, 20.09.2022
Rodrigo Yáñez B., exsubsecretario de Relaciones Económicas Internacionales

El Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico, también conocido como TPP11, es la culminación de la iniciativa de integración económica-comercial más importante del Asia Pacífico.

Habiendo transcurrido más de una década y encontrándose el Acuerdo en funcionamiento para ocho de sus once suscriptores desde hace aproximadamente cuatro años, es correcto señalar que la ausencia de nuestro país es llamativa y decepcionante para sus socios fundadores.

El TPP11 significó para nuestro país un vasto despliegue político negociador que abarcó a gobiernos de distintos signos políticos, convencidos de la relevancia estratégica que este bloque de integración jugaría en la profundización de los vínculos de nuestra economía con la región más dinámica y de mayor proyección del mundo. Se trataba y se trata de consolidar una política de Estado que le ha generado beneficios a nuestro país.

Lo señalaba acertadamente el ministro Marcel la semana pasada. Una economía como la chilena, pequeña y muy integrada al comercio global, requiere seguir cumpliendo un rol activo en las diferentes instancias de apertura económica y comercial. En especial cuando el mundo atraviesa por fuertes y profundas turbulencias, para Chile siempre será imperativo formar parte de esfuerzos colectivos que nos permitan capear esas tormentas de manera segura y estable.

El TPP11, se ha dicho en reiteradas oportunidades, es un acuerdo comercial moderno, el cual de una manera preclara se hizo cargo de los desafíos que enfrenta el comercio internacional en la actualidad. No se trata solo de la profundidad con la que avanza en la apertura comercial para bienes, servicios, inversiones, el comercio electrónico o las compras públicas, sino también de la evidente importancia que les asigna a materias que se orientan a asegurar la consolidación de un comercio inclusivo y sostenible, que extienda sus beneficios a todos los ciudadanos.

Resulta importante destacar que su contenido es el resultado de la confluencia de voluntades de países de muy distintas características y dimensiones, los que fueron capaces de diseñar, con pragmatismo, un acuerdo de altos estándares comerciales, acompañado de un extenso conjunto de flexibilidades y acomodos que les permitió suscribirlo en marzo de 2018.

La tramitación del TPP11 en nuestro Congreso ha sido, sin duda, un desafío mayor, como efecto de los vaivenes políticos que han acompañado este proceso.

Luego del plebiscito del 4 de septiembre, se ha observado tanto desde el Gobierno como en el Congreso, una positiva reactivación de la discusión en torno al Tratado, respaldada por la realidad de comenzar a percibir urgentemente las ventajas que se generarán y revertir la pérdida de competitividad que nuestro comercio con el Asia Pacífico ya experimenta en relación con los otros miembros (nuestras exportaciones al bloque han caído en un 36%).

Al mismo tiempo, se ha informado por la Cancillería de una estrategia de “side-letters” para excluir la aplicación del mecanismo de solución de controversias inversionista-Estado, de similar manera en que lo hizo Nueva Zelandia, buscando despejar pragmáticamente este aspecto en la discusión legislativa del TPP11. Sin embargo, solo cinco de los 11 miembros accedieron a dichas cartas en el caso de ese país, por lo que es relevante que esta estrategia sea una realista, de mejores esfuerzos y en un plazo acotado, especialmente si es que seguirán vigentes los mecanismos de solución de controversias inversionista-Estado de los acuerdos bilaterales previamente existentes con miembros del TPP11.

Un aspecto no menor es que este acuerdo se convertirá, también, en una plataforma positiva y relevante para el liderazgo internacional del presidente Boric, siendo este Acuerdo un referente del progresismo internacional en el ámbito del comercio y, por lo tanto, un foro vital para discutir sus nuevas reglas, junto a pares como Trudeau o Ardern.

Finalmente, y desde una perspectiva de futuro, todo indica que el Tratado continuará consolidándose y creciendo con la adición de nuevos países (se encuentra en curso la adhesión del Reino Unido, y cinco economías de Asia y América Latina han presentado solicitudes formales de incorporación), por lo que aumentan los incentivos políticos y económicos que tiene para Chile el reintegrarse al grupo que con esfuerzo, decisión y sabiduría ayudó a construir.

No hay comentarios

Agregar comentario